El Sevilla FC debuta este domingo 15 de agosto en LaLiga Santander ante el Rayo Vallecano, un conjunto que vivió hace tan solo cuatro temporadas un episodio cuanto menos curioso. Por aquel entonces el club madrileño se encontraba en Segunda División y esa temporada finalizó en duodécima posición. Sin embargo, ese año la noticia más destacada no fue en torno a lo deportivo, sino tras un fichaje frustrado por la presión de la afición debido a la supuesta ideología del jugador Zozulya.
Roman Zozulya es el protagonista, o antagonista, de esta atípica historia. El delantero ucraniano vestía los colores del Dnipro en aquella temporada donde el Sevilla alzó su cuarta Europa League, pero una lesión de rodilla le impidió disputar la fase final de dicha competición. Un año más tarde, el Real Betis aprovechó la finalización de su contrato y apostó por él como refuerzo para el ataque. No obstante, tras seis meses donde apenas disputó minutos, el club le buscó una cesión en el mercado de invierno.
El Rayo Vallecano se mostró interesado en obtener a Zozulya en calidad de préstamo, y al circular por las redes unas imágenes donde vinculaban al delantero con una organización neonazi ucraniana, los Bukaneros, ultras rayistas de ideología izquierdista, se manifestaron en contra de la operación. La operación se cerró el día que concluía la ventana de fichajes invernal, el martes 31 de enero. Tras hacer oficial el movimiento, el club publicó una carta de aclaración firmada por el delantero para intentar aplacar los humos.
La carta no consiguió su objetivo deseado y el miércoles 1 de febrero, ya con el futbolista vestido con los colores rayistas, los Bukaneros desplegaron una pancarta en la ciudad deportiva en la cual se podía leer: «Vallekas no es lugar para nazis. Presa para ti tampoco, vete ya«. El cartel servía de protesta, además de para el jugador, para el presidente del club, quien no escuchó su rechazo a la operación antes de realizarla. Con la llegada de Zozulya a las instalaciones del Rayo Vallecano los insultos por parte de los aficionados se sucedían, obligando a la policía a intervenir para evitar males mayores.
El caso se cerró el jueves 2 de febrero, cuando el Real Betis medió con el Rayo Vallecano y acordaron la vuelta del jugador a Sevilla. Así lo notificó Miguel Torrecilla, director deportivo bético por aquel entonces: «Ante los problemas surgidos con los radicales del Rayo Vallecano, hemos hablado con este club y en protección al jugador, que es nuestro, hemos decidido que regrese a Sevilla. Lo primero es la persona y hay que protegerlo».
En tan solo tres días se vivió en Vallecas un episodio que queda para la historia del fútbol. Un suceso que distanció aún más la relación entre los Bukaneros y Presa, quien intentó por todos los medios fichar al jugador a pesar de que la afición se masificó en su contra.