No acompaña nada el tiempo por los lares de Nervión. Un vendaval de egos y avaricias individuales se está llevando todo por su paso, tanto en el ámbito institucional como deportivo actualmente. La guerra de familias es el mal de este club desde hace tiempo.
Antes de ayer en el FIBES no se vivió una ópera sobre cualquier obra literal que fuera espectacular, ni cualquier representación teatral del siglo de los juglares no…, sino la Junta General de Accionistas de un club, el Sevilla FC, que está actualmente rendido en el suelo en el aspecto institucional, es decir, la propia base de una entidad y de una empresa pero sobre todo, la propia base de un club que representa un escudo que tendría que estar por encima de todos y no lo está.
Pepe Castro está completamente solo y se aferra al sillón presidencial como un niño con un juguete. Las cuentas generales y el informe de la gestión no se aprobaron antes de ayer, apenas se habló de la situación deportiva actual del equipo, hubo rifirrafes orales entre ambos bandos, apenas contestó a las preguntas de los accionistas. Sin duda alguna, una forma muy deleznable y calamitosa de llevar una Junta General de accionistas.
Pese a todo lo que no se aprobó, el actual presidente del Sevilla FC, junto a su consejo de administración no tuvo la conciencia social de dimitir con dignidad. Se agarraron , de manera ilegal, o eso parece, apenas se de leyes y derechos judiciales, a que Jose María Del Nido no pudiera votar a la hora del cese del consejo de administración.
Algo, que va en contra de lo propio estatutos establecido por el Sevilla FC, específicamente en el artículo 8 que, cito textualmente y resumo; «Cada acción, además de representar una parte alícuota del capital social, confiere a su legítimo titular el derecho a participar en el reparto de ganancias sociales y en el patrimonio…. el derecho de asistir y votar en las Juntas Generales y de impugnar los acuerdos sociales y el derecho de información. Cada acción confiere a su titular el derecho a un voto.
No serán las acciones quienes dicten sentencia esta vez, sino la justicia la que imparta una decisión que ya ha sido machada por un juego de egos entre Pepe Castro y Jose María del Nido. La judicialización del club será la que tomará una decisión poco salomónica, eso sí, valga la redundancia.
Con todo esto los sevillistas se preguntarán… ¿Qué pensará Ramón Sánchez-Pizjuán?.
Al otro lado del vendaval tampoco se salvan. Da para analizar la alternativa de Pepe Castro, Jose María del Nido. Por muchos que quieran volcar su apoyo en él, su discurso solo se sostiene en populismos y en una oratoria que canaliza los cerebros de los sevillistas.
La diferencia de oratoria de ambos es innegable pero ambos discursos se mueven más por palabras que por hechos, que es, lo que realmente necesita el Sevilla ahora.
Todo lo ocurrido antes de ayer se puede comparar al pan de cada día en el Congreso de los diputados y en la política española. Una lucha y un discurso dirigido al debate contra el otro y abstrayéndose totalmente del principal problema. Y cuando se compara con la política, ya está todo dicho….
El vendaval es interminable y se esta llevando por delante todas las parcelas de la entidad. Además, no parece verse el final de la tormenta.
Corren tiempos difíciles en los que el Sevilla paseará descalzo por un camino de brasas y esperemos que esto no sea el principio de una posible venta del club.
Porque, de consumarse esta, el futuro del Sevilla estará más aún en el aire, y, aunque ahora todo parezca muy oscuro, la venta lo supondrá más.
Escudo, bandera y afición, eso es lo debería estar por encima de todo y no lo está.
