Todos estaremos de acuerdo en que la popularidad de la Superliga de Florentino es inversamente proporcional al dinero que puede inyectar la nueva competición a los clubes más poderosos del planeta, esos que ahora quieren serlo un poco más. Y es que, amigos, esa es la única cuestión. Poderoso caballero es Don Dinero.
El comunicado del organismo elitista creado por su Florentineza recuerda a aquella brillante obra de teatro organizada por los miembros del procés. La “valiente” declaración independentista duró exactamente 8 segundos, un lapso de tiempo difícil de batir por los fundadores del fútbol moderno, a los que la firmeza de su discurso irá determinado por lo que aguante la UEFA a las presiones económicas de los clubes que quieren dinamitar el deporte rey bajo la única premisa de seguir sumando ceros a su cuenta corriente. Pero la arrogancia y la soberbia no es más que una venda en los ojos de quienes se creen dueños del fútbol, y están muy equivocados. El fútbol es mucho más que el Real Madrid, el Barcelona o el Atlético. El fútbol es de todos.
El Sevilla FC y el sevillismo no va a estar en contra de la Superliga europea. Que hagan lo que quieran. El Ramón Sánchez-Pizjúan se seguirá llenando cuando la sociedad gane la batalla a la maldita pandemia. Las victorias en Nervión valdrán lo mismo independientemente de si está enfrente Leo Messi o Fali, si en el banquillo contrario se sienta Zidane o Mendilibar, si fuera de casa se juega en el Wanda Metropolitano o en El Alcoraz. Sevilla seguirá a lo suyo. La Tierra seguirá girando.
Eso sí, en el deporte no valen las medias tintas. El que instaure su propia competición, que compita solo y exclusivamente con los que la secunden. Los que crean que no están en el camino correcto deben construir su propia autopista, pero también deben abandonar el carril de arena por el que transitan el resto de fieles. Independencia significa “no depender”, y es un término absolutista y excluyente. Pues adiós, cierren la puerta al salir.
La única diferencia para el Sevilla FC será que en lugar de optar a ser el campeón simbólico en la liga de los pobres -como lo es en la presenta temporada-, podrá optar a ser el campeón oficial en la liga de todos. Porque, por mucho que quiera el club privado que se ha fundado en Europa, el fútbol seguirá siendo propiedad de la mayoría y el circo, solo es de los payasos.