Fracaso. No se puede esgrimir otro calificativo a la fase de grupos que ha perpetrado el Sevilla en esta edición de Liga de Campeones. Lopetegui y Monchi, los máximos responsables deportivos de la entidad, ya han asumido su parte de culpa de este fiasco que deja tocado a un equipo del que ninguno esperaba este desempeño en Europa.
Después de una eliminación europea se leen y escuchan auténticas barbaridades en redes sociales. Lo avisábamos en la sala que abrimos en Twitter Spaces tras el encuentro y así ha sido. Se ha pedido la cabeza de Lopetegui, con más fuerza y rabia incluida, como cada vez que pierde el Sevilla, se ha dicho que la temporada está prácticamente terminada a 9 de diciembre o que jugadores como Papu Gómez (“exfutbolista”) o Rafa Mir no son válidos. Lo que tiene la calentura de una eliminación, supongo, porque en situaciones normales no se comentarían este tipo de cosas.
Volviendo al tema, que por aquí solemos desviarnos, no caben blanqueos de algunos medios de comunicación. EL SEVILLA HA FRACASADO EN EUROPA. Caer en Champions siempre es complicado, pero hacerlo en un grupo donde eras el favorito -y no por poco- es un auténtico desastre deportivo, que implica un desajuste económico importante que habrá que igualar con la más que probable venta de alguno de los buques insignias. La situación es insalvable e ir a la Europa League lleva intrínseco otro ‘marrón’: salir campeón.
El Real Madrid a la Liga de Campeones es lo que el Sevilla a la antigua Copa de la Uefa. Cuando ambos juegan estas competiciones la exigencia es máxima por su trayectoria y el esoterismo que los rodea. Más aún cuando la final es tu propia casa. Es que, prácticamente, los nervionenses están obligados a ganar la Europa League por fracasar en la máxima competición europea de clubes.
No se puede hablar ni de oportunidades ni de ‘patochadas’. Las cosas hay que afrontarlas tal y como son, y todo lo que no sea hablar de fracaso es falso. Se prepara una plantilla a priori descomunal -se han ido viendo algunas carencias con el paso de los partidos-, con un entrenador consolidado en el club y que afrontaba su tercera temporada -la de maduración- con las mayores expectativas posibles y se perpetra semejante esperpento. Si alguien califica esto como una oportunidad o pone como excusa las lesiones, apaga y vámonos.
El “¿y ahora qué?” habrá resonado esta noche una y otra vez en la cabeza de Monchi y Lopetegui. Sin ninguna duda, además. El ahora debe de pasar por reponerse del duro golpe, alzar la cabeza y competir de verdad, de esa forma en la que el equipo no lo ha hecho en cinco de los seis encuentros de esta trágica fase de grupos. LaLiga, la Copa del Rey y, por desgracia, la Europa League le permiten resarcirse.