Ayer en tierras alemanas el Sevilla FC compitió hasta el último suspiro del encuentro. Estuvo vivo toda la segunda parte y de la insistencia tuvo su premio final.
Es más, pudo poner la guinda al pastel y llevarse el partido, aún habiendo planteado dos sistemas muy diferentes entre sí y haber sido una incógnita durante varios tramos de la segunda parte.


En cuestión, la primera parte que planteó el técnico de Asteasu fue de un rigor táctico y vertical muy alto. Los pupilos de Lopetegui sabían los defectos del rival y fueran a atacar a sus puntos débiles. En la salida de balón, cortaron y presionaron muy bien la linea de pase por los costados, donde ellos salían con el balón jugado.
Además, ejecutaron una presión hombre a hombre a sus dos jugadores más influyentes en la fase de elaboración. Rafa Mir con Maximilian Arnold, Papu Gómez presionando a Lacroix y ambos extremos, tanto Ocampos como Suso, ocupando posiciones muy altas para hacer nula su salida de balón y obligarles a jugar en largo donde nuestras torres ganaban la mayor parte de los duelos.
Ya en faceta ofensiva, el equipo jugó una primera parte que hay que dividirla en dos partes. En el primer ecuador, el Sevilla fue muy dinámico y vertical en cuanto a juego se refiere, con pocos toques en la salida de balón y en el mediocentro, se proyectaba por la banda buscando los centros laterales y las llegadas en segunda línea.
No obstante, ya en el segundo ecuador de la primera parte, debido al gran ritmo que se le estaba imponiendo, la escuadra hispalense adormeció el juego como ya nos tiene acostumbrados, ejecutando unos ataques posicionales con constantes cambios de orientación de una banda a otra, pases horizontales entre los defensas y mediocampistas.
El visionario Fernando
Si hay alguien que destacar de la primera parte, ese fue Fernando, el “pulpo de Goiás”. El brasileño captó y supo cortar las líneas de pase par así erradicar las rápidas transiciones ofensivas del equipo rival. Además, su buena lectura del juego hizo que el Sevilla robase balones en tres cuartos de campo y a partir de ahí crear una ocasión de gol.
No obstante, en la agresiva presión del Wolfsburgo, siempre daba una linea de pase posible para sus compañeros, al intercalarse muy bien entre líneas, haciendo nula la presión intensa de los pupilos de Mark Van Bommel.
Una segunda parte camaleónica tácticamente
Nada más comenzar la segunda parte, al Sevilla le vino el mazazo del gol. Con ello, el equipo supo remar en contramarea y seguir adelante, como ya nos tiene acostumbrados. Ante la adversidad, tener la capacidad de aguantar. Lo que tantas veces nombramos del equipo, su resiliencia.


Ahora sí, tácticamente, Julen Lopetegui cambió radicalmente el sistema. Al quitar a Rafa Mir y Suso e incorporar a Lamela y Rakitic, el equipo se quedaba sin una principal referencia arriba. Las posiciones cambiarían. El Papu Gomez por la izquierda, Ocampos como empezó en el Sevilla, por la derecha, Rakitic de Media punta y Lamela, que nunca le habíamos visto jugar en esa demarcación en toda su carrera, de falso nueve y con total libertad para moverse.
Esto comentaba Julen Lopetegui de su movimiento táctico que desconcertó a más de uno: “Teníamos pensado hacerlo en el minuto 5 o 10 y lamentablemente hemos encajado el gol, queríamos controlar un poco el juego, evitar las transiciones y ser capaces de jugar en espacios reducidos que es lo que proponían ellos”.
Este sistema no le sentó bien al equipo, que perdió fuelle arriba, el mediocampo se descontroló y los alemanes empezaron a llegarle con llegadas rápidas como el mano a mano de Weghorst con un Bono que estuvo magnífico para sacar el balón y de una manera u otra, salvar al Sevilla FC.
De un falso a nueve, a dos nueves móviles
Tras ello, Lopetegui se daría cuenta del fallo táctico de haber sacado a Rafa Mir y daría entrada a dos nueves móviles, tanto el canterano Iván Romero que debutaba en la Champions League, como el desaparecido Munir, que combinó bien con sus compañeros en los últimos minutos del partido pese a no jugar desde hace un par de meses.
Con ellos dos arriba, los hispalenses empezaron a llegar por la banda al abrirse espacios debido a que tanto Munir como Iván Romero fijaron a los centrales por dentro y eso dio entrada libre en los costados, donde el Sevilla creaba superioridad. No en vano, la jugada del penalti y posterior gol vino de una jugada por la banda derecha, donde Lamela, al ver el espacio se adentra en el área, la centra y tras varios rebotes consecutivos llega la jugada del penalti.