Antes del comienzo de la eliminatoria, los estados de forma de ambos equipos invitaban a pensar a que el Sevilla era favorito respecto al Borussia Dortmund. Por eso, la Champions es distinta a todo, la lógica que se planteaba no solo no se cumplió, sino que incluso hubo momentos, donde el talento natural de los ‘borussers‘ aniquilaron las certezas defensivas de unos locales irreconocibles durante los primeros 45 minutos.
Precisamente, a raíz de los problemas que venían padeciendo los de ‘amarillo’, plantearon el comienzo del encuentro cediendo la iniciativa. Colocaron solo tres jugadores atacantes, en vez de los cuatro habituales, y reforzaron el centro del campo con un hombre más ante las bajas de Delaney y Witsel. Del 4-2-3-1 habitual al 4-1-4-1, que con el paso de los minutos tornó a un 4-3-2-1.
Los hispalenses, por su parte, atacaron formando una salida de tres, con Fernando acompañando a Koundé y Diego Carlos. Este sistema apenas generó ventajas. Faltó un elemento de enganche entre la defensa y los mediapunta para hacer más daño. ‘Papu’, demasiado alejado de la jugada por su posición en banda.
El objetivo del Dortmund era claro, reducir espacios entre su defensa y su centro del campo. Su bloque defensivo nunca fue desordenado. Sus interiores no exponían amplitud a sus espaldas; sus extremos, pendientes de las bandas; y Emre Can junto a sus laterales, no permitían filtrar pases por dentro. La única vez que los de Lopetegui encontraron al sistema contrario desordenado fue en su primer gol. Un cambio de orientación provocó que el sistema ‘amarillo’ estuviese girado, ésto causó que Suso recibiese con tiempo y espacio para hacer un magnífico recorte y un posterior tiro, que con algo de fortuna, acabó en el primer tanto de la noche.
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Los errores del Sevilla en la primera mitad
Primeros 15 minutos de presión organizada del Sevilla. En el momento que los visitantes alertaron de sus primeros contragolpes, los hispalenses ya no atacaban en bloque; los defensas ya se quedaban rezagados en la presión por miedo a los balones a las espaldas. Fernando y Jordán, se encontraron solos ante constantes emboscadas de los alemanes.