Las canteras han tenido, históricamente, una gran repercusión en los clubes. Sin embargo, la evolución del fútbol actual ha provocado que la estructura de las canteras hayan cambiado y si antes los equipos tenían ojeadores en su zona de influencia, ahora han creado auténticas redes mundiales de ‘scouting’.
Zubieta: un pozo sin fondo de jugadores
Hasta 1990, solo seis jugadores extranjeros han jugado en la Real Sociedad. Su modelo de club, históricamente, ha sido reclutar futbolistas vascos y mirar mucho a la cantera. Seguramente, esa semilla ha germinado a lo que es actualmente Zubieta: toda una referencia a nivel europeo. Actualmente, 17 de los 26 jugadores que conforman la actual plantilla blanquiazul proceden de los escalafones inferiores del club.
Jovencísimos jugadores como Gorosabel, Zubeldia, Le Normand, Guevara, Zubimendi y Barrenetxea (estos dos últimos internacionales Sub 21), se han convertido en poco tiempo en pilares del equipo, junto a los más veteranos Illarramendi y Zaldua, y un puñado de acertadísimas incorporaciones, entre las que destacan el campeón del Mundo David Silva, Nacho Monreal, Mikel Merino, Isak, Remiro, Portu y Januzaj.
Todos ellos ponen cara a la nueva filosofía, moderna y ganadora instaurada en la entidad en 2018 por su director deportivo Roberto Olabe y que, en las dos últimas temporadas, ha alcanzado su punto álgido con Imanol Alguacil, otro ‘producto’ de Zubieta, como entrenador.
La carretera de Utrera, poco productiva para el primer equipo
A principios de siglo, el Sevilla, por falta de dinero, tenía un modelo muy parecido al que tiene actualmente la Real Sociedad, la mayoría de sus plantillas estaban plagadas de jugadores de la casa, pero los éxitos y el constante crecimiento del club, fueron en detrimento de las oportunidades para los canteranos en el primer equipo. A diferencia, por ejemplo, de lo que pasa en el entorno del club realista, donde sus ‘cachorros’ tienen mayor paciencia del club y aficionados por conseguir un buen rendimiento, en el club hispalense no existe conformidad, existiendo únicamente el ahora y el rendimiento inmediato. Foguearse en otras divisiones o equipos para llenarse de experiencia y, una vez curtidos, si tienes mucha suerte, formarías parte del primer equipo.
El problema está en que, en los últimos años, por no decir la última década, muy pocos canteranos han conseguido superar ese escalón y, sobre todo, mantenerse en el primer equipo con regularidad y buen rendimiento, ni siquiera como alternativa a los titulares.
Puede haber épocas mejores y peores en las canteras de fútbol, pero que, en los últimos 15 años, el Sevilla no hayan promocionado más de 4 o 5 jugadores al primer equipo es para hacérselo mirar. Algunos de ellos, triunfando fuera, teniendo otros equipos, la paciencia que el Sevilla no tuvo en su día.
Uno de los casos más sonados y más ‘frescos’ es el de Carlos Fernández, que fue cedido al Deportivo de la Coruña y al Granada, terminando la pasada temporada en la ciudad nazarí a un fantástico nivel. Se presuponía que su ficha en el primer equipo iba a ser categórica en la 20/21, pero ante la falta de oportunidades, en comparación con las que sí se dió a De Jong o En-Nesyri, decidió ‘volar’, terminó recalando al regazo de la Real Sociedad.
Es evidente el alto nivel de la plantilla del Sevilla, que se encuentra seguramente entre las 20 mejores del panorama europeo y que, los canteranos, tienen, como mínimo, que igualar el nivel de esos jugadores, que tiene que ser nada fácil, pero de ahí a que no te sirva ninguno, no ya como primera espada, ¿ni siquiera como suplente?
De momento, Bryan Gil y Alejandro Pozo, entre otros, regresarán de sus cesiones, buscando una nueva oportunidad de demostrar su valía en el primer equipo. La meritocracia puede llegar para Iván Romero, máximo goleador de Segunda División “B” (12 goles), teniendo minutos, quien sabe, la próxima temporada en el primer equipo.