El fichaje de Loic Badé tiene un grado de incertidumbre. Sin duda alguna es una incorporación de cara o cruz. Puede salir cara, si el jugador se reencuentra consigo mismo y recupera el nivel óptimo que dio en la 20/21 con el Lens, o puede salir cruz, si el jugador francés no consigue acoplarse en todos los contextos posibles al equipo y mantiene su poco ritmo competitivo de este año, el cual lleva sin jugar un partido completo desde el 21 de Agosto ante el Ajaccio.
Dentro de esa incertidumbre y de ese perfil de jugador que no te da certeza presente pero que si recupera su nivel es un jugador top, con margen de mejora y una proyección futura óptima, nos encontramos un jugador con unas características técnico-tácticas idóneas para dominar el juego aéreo y el cuerpeo con los rivales.
De hecho, en la temporada 20/21, fue el octavo jugador que más duelos aéreos ganó, un total de 112.
En cuanto a sus virtudes defensivas, Loic Badé es un futbolista que no se achica en ir al suelo contundentemente. Su timming de anticipación y de tackle es muy limpio, de ahí a que en la temporada 20/21 fuera el séptimo jugador con más intercepciones de la Ligue 1, un total de 74.
No obstante, en este mismo epígrafe del análisis, hay que destacar un punto importante. Loic Badé sufre en un contexto defensivo de campo abierto. Le cuesta recuperar la posición cuando ya está vencido. Por lo tanto, en un contexto donde esté más protegido, que reciba ayudas, se sentirá más cómodo y su rendimiento será más optimo.
Aún así, todo tiene margen de mejora. Tiene 22 años y todavía puede seguir puliendo esos defectos que mantiene en el fútbol de élite. Además, con Sampaoli, se va a encontrar un entramado defensivo que tenga que instaurar una defensa muy adelanta.
Por lo tanto, trabajo y tiempo de mejora tiene en ese aspecto.
Un constructor desde atrás
Si en algo destaca Loic Badé por encima de muchos defensores actuales es su capacidad de distribución desde atrás. Su figura en el Lens influyó mucho en zonas de iniciación.
Tiene una excelsa capacidad de conducir el balón de manera muy limpia y flotar hasta la medular del campo. No obstante, además de dividir en conducción, cuenta con un pase corto inefable que le permite verticalizar el juego, romper líneas de presión, progresar a través del pase y con eso generar ventajas.
Este factor es muy importante en un Sevilla que debe seguir mejorando en salida de balón y que cuente con jugadores que se sientan cómodos ante presiones altas y puedan generar ventajas a través de conducciones o pases progresivos.
En definitiva, el primer fichaje del Sevilla en este mercado invernal es una gran moneda al aire que puede salir cara o cruz. Veremos como se acopla Badé al equipo y cómo es su evolución tanto en el ritmo competitivo como en el factor mental a la hora de reencontrarse con su mejor versión.
El fichaje se ha cerrado a través de una cesión con una opción de compra no obligatoria de 12 millones de euros. Su rendimiento en la segunda parte de la temporada dictará la decisión del Sevilla de hacerse o no con los servicios del defensor francés finalmente.
A priori, es una apuesta de la dirección deportiva puesto que es otro perfil de jugador que si recupera su mejor nivel, es un jugador muy top. Sea como fuere, la otra cara de la moneda es su incertidumbre y su poca certeza actual en cuanto al rendimiento que puede dar a corto plazo.
Nada nuevo en los últimos perfiles que ha fichado Monchi y que hasta ahora, todos han salido mal.
