El fútbol es un deporte que da muchas vueltas. Un día eres odiado y al siguiente idolatrado por toda la afición. Quizás tiene que ver porque, quizás, es el deporte más pasional que existe y el sentimiento se reparte entre muchísima gente. De esta pasión y afición surgen en muchas ocasiones juicios erróneos sobre ciertos futbolistas por compararlos con otros jugadores que estuvieron y que dejaron huella en el club. Luis Fabiano o Kanouté son los ejemplos más claros: si los que han llegado tras ellos no han rendido a un nivel similar, no valen. Luuk De Jong, afortunadamente, ya ha pasado por ello y ha convertido las críticas en aplausos, pero parece ser que Marcos Acuña ha recogido su testigo.
El argentino llegó al Sevilla para sustituir a un Reguilón que había calado hondo en la afición. No sólo por su rendimiento, que durante gran parte de la temporada fue cuestionable, sino también por su carácter. A pesar de venir cedido por el Real Madrid, el chico logró meterse a la afición en el bolsillo mostrando una soltura y un talante digno de ser todo un veterano en el equipo. A pesar de Monchi y Lopetegui quisieron alargar la estancia del madrileño en el club en forma de cesión o incluso de fichaje, las altas pretensiones del Real Madrid frenaron cualquier posibilidad y el de San Fernando, con el beneplácito del técnico, se descantó por Acuña, un extremo puro reconvertido a lateral.
Su debut ante el Cádiz generó dudas en el sevillismo. No es un jugador excesivamente veloz ni tan poco es tan insistente en las incorporaciones por banda, todo lo contrario a Reguilón. Era extraño ver precisamente estas características en un futbolista que ha sido extremo durante toda su carrera salvo la última temporada en el Sporting de Portugal. Además, ver a Jesús Navas en el otro lado y su continuo ‘ida y vuelta’ lo ponían aún más en el centro de los focos.
Con el paso de los partidos, Acuña ha conseguido eliminar casi toda crítica generada en su momento con unas deslumbrantes actuaciones, sobre todo en Liga de Campeones. Su partido en Stamford Bridge mostró muchas de las cualidades del ex de Racing Club. Midiendo muy bien sus incorporaciones al ataque, dándole salida al equipo por el costado izquierdo y mostrando una fiabilidad defensiva extraordinaria, la puesta en escena de Acuña en el Champions fue colosal, al igual que en el partido ante el Rennes. La sociedad que montó con Diego Carlos fue una de las principales vías de ataque de los sevillistas y, en las contadas cabalgadas por la izquierda, logró poner un magnífico centro a los pies de Luuk De Jong que certificaría la victoria del Sevilla en la segunda jornada de esta Champions.
Maravilla de Acuña. Ocasión de oro para el Sevilla.#LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/pzhE8RbKpY
— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) October 20, 2020
Las comparaciones son odiosas. Cada futbolista es un mundo y nunca habrá dos futbolistas iguales. Acuña está consiguiendo, a pasos agigantados, llevarse a los aficionados a su terreno demostrando trabajo a pesar de que la sombra de Reguilón es muy amplia. Luuk De Jong lo hizo la pasada temporada tras la vuelta del confinamiento, siendo capital para la consecución de la Europa League y afianzándose como el delantero más efectivo de los nervionenses a pesar de la lluvia de críticas durante toda la temporada. ¿Es Marcos Acuña el nuevo Luuk De Jong?