Hoy es 28 de febrero, día de Andalucía. Para quién les escribe un día especial, ya que me declaro abiertamente andalucista.
No todo el mundo tiene la suerte de ser andaluz y, menos aún, de ser andaluz y sevillista. En las dos últimas décadas el sevillismo vive una época dorada que espero se mantenga en el tiempo e incluso vaya a más. Tanto es así que, para mí, el Sevilla encarna todo lo que deseo para mi tierra.
Un equipo con muchísimos menos recursos que los poderosos, que a base de trabajo y buen hacer ha conseguido “molestar” a los de arriba, ha conseguido traer plata a su afición de forma relativamente constante y, a pesar de ello, mostrando siempre unas ansias de crecimiento y mejoría que ya quisiera yo para mi tierra.
Un amigo bético me dice siempre que los sevillistas caemos mal y yo, siempre que me lo dice, me río y le contesto lo mismo: “Deja que les caigamos mal que ya estamos los sevillistas para querer a nuestro equipo”.
Algo así pasa con Andalucía. Es el vecino “simpático” de España, mira hacia Madrid y ve como catalanes, vascos y madrileños se reparten el pastel, mientras para Andalucía quedan las migajas… y nos conformamos. Así era el Sevilla de mi niñez, un equipo con grandes jugadores que nunca conseguía nada, con un potencial enorme, pero que se conformaba con clasificarse algún año para Europa y no descender casi nunca.
Mi esperanza es que mi tierra se convierta en una especie de Sevilla Fútbol Club o, más recientemente, en un Granada Club de Fútbol. Que, independientemente, de que tengamos que pelear con grandes transatlánticos españoles luchemos por situar a nuestra tierra donde se merece y donde debe estar. Estos dos equipos lo están consiguiendo a base de trabajo y competitividad, Andalucía debe hacer lo mismo y pelear por lo que debe ser, una de las regiones más importantes de España.
El “sistema” luchará contra todo aquél que intente desestabilizarlo. Sin ir más lejos, ayer el Sevilla, en un mal partido, perdió contra el todopoderoso Barcelona, pero en una jugada clave Messi pudo ser expulsado, pero hasta los mismos comentaristas, creo recordar, dijeron que no se iba a la calle porque el “sistema” no lo permitía. Pues contra todo eso hay que luchar.
Andalucía debe despertar, igual que en su día lo hizo el Sevilla y a base de trabajo y lucha, conseguir competir en una España que la ve como el vecino simpático y gracioso, sin importar convertirse en el vecino “odiado” porque compite cada día para ser la región más importante de España, porque tiene el potencial para serlo, pero no lo explotamos nunca y dejamos que desde Madrid nos gobiernen. Es hora de, como dice nuestro himno, levantarnos, pero en vez de pedir tierra y libertad, trabajemos y compitamos como hace el Sevilla cada día.
El Sevilla podrá caer, como cayó ayer, pero siempre le exigiré que, como hasta ahora, se levante, trabaje y compita. Exactamente lo mismo que le pido a mi tierra, Andalucía, que trabaje y compita y llegue a ser lo que por potencial debe ser y si por ello pasa, de ser el vecino simpático de España, a caer mal, muy mal, no os preocupéis porque como dijo aquél “ladran luego cabalgamos” y para querer a Andalucía y al Sevilla ya estamos los andaluces y sevillistas.
Viva Andalucía y viva el Sevilla.