La mano de Fernando en Mallorca va a traer cola. Si ya se ha levantado la polémica tras el encuentro, ni que decir tiene lo que ocurrirá cuando empiece El Partidazo de COPE cuando Isaac Fouto intente explicar la jugada para salvar a Jaime Latre y al colectivo arbitral un día más.
A pesar de que por ‘Twitter Sevilla’ se ha difundido una imagen con el reglamento de la IFAB a partir de junio de 2021 en cuanto a las manos prejugada, en la que se especifica claramente que “se deja de considerar infracción por mano la acción en la que se toque el balón con la mano o el brazo de manera accidental y, acto seguido, un compañero de equipo marque gol o disponga de una ocasión para ello“, los dos escenarios que nos quedan tras la acción de Fernando son los siguientes:
Primer escenario: Jaime Latre y la sala VOR consideran VOLUNTARIEDAD en la mano de Fernando
Quizás es el más probable, porque el colegiado se ha llevado alrededor de un minuto revisando la jugada en el monitor a instancias del VAR. El centro de Jesús Navas es controlado con el pecho por Fernando, que tiene que bajar su punto de gravedad para poder controlar ese esférico. Es ahí cuando, tras amortiguar el balón, roza levemente con la mano. Jaime Latre y el VOR consideran que hay voluntariedad en esa acción y, por tanto, acción punible.
Segundo escenario: los árbitros no conocen el reglamento
Sería bastante escandaloso, aunque normal por otra parte. El estamento arbitral español va dando bandazos sobre el tema de las manos punibles y las acciones de expulsión por tarjeta roja directa cada temporada. No sería extraño, por otra parte, que no conozcan la normativa en vigor. Cuando a comienzos de temporada el CTA, presidido por Velasco Carballo, da las pautas sobre las distintas jugadas que pueden ser merecedoras de roja directa o manos punibles, ninguno de los periodistas asistentes a las explicaciones se entera, porque en la práctica no se aplican.
El estamento arbitral español seguirá siendo tan discutido a nivel nacional por seguir criterios uniformes, dejando un margen de interpretación enorme en jugadas que deben estar tipificadas y, sobre todo, porque la mayoría de los colegiados no han jugado nunca al fútbol, como se demuestra semana sí y semana también con la cantidad de polémicas que abundan en LaLiga cada jornada.