El Sevilla FC tras la destitución de Jorge Sampaoli ha decidido contratar al ex técnico armero hasta final de temporada. Contrario abiertamente al fútbol que expuso el argentino, José Luis Mendilibar se postula como un entrenador esperanzador, curtido en mil batallas, preparado para situaciones de crisis en las últimas jornadas de Liga.
Si por algo se caracterizan los equipos de José Luis Mendilibar es por el orden, por asumir roles y funciones y ejecutarlas. Órdenes automatizadas que encuentran solución ante cualquier situación y salen del propio jugador de manera inconsciente. Los jugadores saben qué tienen que hacer, cuándo hacerlo y cómo hacerlo. No hay jugador dirigido por Mendilibar que se tenga que comer el coco en el campo, no habrá situaciones en las que perder el norte. Podrían salir con una venda en los ojos y crear combinaciones ofensivas.
Su estilo de juego es clásico, sin experimentos. La 4-4-2 por bandera o, como variante, la 4-2-3-1, que por falta de efectivos en la delantera, será la alineación más vista en esta etapa como entrenador sevillista. La segunda variante se vio en muchas ocasiones cuando le tocaba ir a domicilio, pues en su fortín, Ipurúa, predominaban las dos referencias en ataque. No obstante, la filosofía de juego es la misma: fútbol directo, jugar en campo contrario y, si hay que correr, que sea para atrás, con muchos metros por delante para poder corregir. Las transiciones ofensivas deben ser rápidas, en pocos toques y siempre finalizando, destrozando la idea de ganar a través de la posesión. “Cantidad más que calidad”, manifestó en una entrevista, prefiriendo el propio Mendilibar 15 centros, porque si no los rematas puedes generar segundas jugadas, que uno muy bueno. Constancia y perseverancia.
La defensa, marcada por cuatro jugadores bien alineados, entre ellos los laterales, deben posicionar la línea muy adelantada, más cerca del centro del campo que del área, ya que es mejor anticiparse que hostigar y aguantar. También se busca la compenetración entre centrales para dejar en fuera de juego a los rivales.
En el medio campo, independientemente del dibujo técnico, siempre habrá un doble pivote, de físico y de naturalidad más defensiva. Sin responsabilidad de tocar y tocar, ahorrándole problemas al que más dificultades tiene para organizar el juego. Si se juega en la 4-2-3-1, el media punta bascula para crear superioridad numérica, ya sea en la presión, como hombre libre o en la defensa. Las bandas, que hacen de interiores, se mueven para seguir generando esa ventaja en el centro del campo y en ataque. Son las bazas ofensivas por una idea de jugar de dentro hacia afuera.
En ataque, si se juega con la 4-4-2, los delanteros fijan a los centrales y tienen como función la de bajar centros en largo para dar continuidad a la jugada de espaldas y combinando con bandas o centro del campo. Esto supondrá un problema para el Sevilla, que no consigue este perfil con En-Nesyri o Rafa Mir, al ser nefastos a la hora de bajar la pelota para generar juego. No obstante, debe potenciar el remate a puerta, ya que los centros rápidos o early-crosses desde la zona de las bandas antes de llegar al pico del área será la herramienta más letal en ataque, con los que coger a la defensa rival fuera de posición, en movimiento y, sobre todo, en la obligación de corregir mientras deben mirar al balón y al delantero.
Otro problema es a nivel de piernas, ya que la presión desde muy arriba y la persecución en la salida de balón gasta mucho a nivel físico. En los equipos de Mendilibar se corre, aunque con sentido y coherencia, lejos de convertirse en pollos sin cabeza. Es un fútbol poco complicado y fácil, pero muy efectivo, pero para llevarlo a cabo hay que moverse en el campo y tener las cosas muy claras.
Otro voto a favor de Mendilibar es su cercanía con los jugadores, su veteranía y su conocimiento para adaptar a los jugadores a su filosofía de juego y esta a la de los jugadores. Con un parón por delante se podrá ver otra cara en el Nuevo Mirandilla, aunque el propio Mendilibar ha declarado que no le gusta hacer grandes revoluciones, porque sabe que tiene más que perder que de ganar. Se harán cambios poco a poco. Además, es capaz de meter en dinámica a muchos jugadores, pues premia la meritocracia y el trabajo, no va a regalar nada a nadie. Juega el que se lo ha currado.
Y por trabajo, será merecida su aventura en un equipo histórico como el Sevilla FC y la oportunidad de sentarse en un estadio icónico del futbol mundial como es Old Trafford, experiencia única y posiblemente irrepetible para el vasco. No obstante, que no se pierdan los nervios, que el marrón de aceptar una oferta como la del Sevilla en estos momentos es un regalo envenenado solo apto para valientes. En mano de los jugadores queda que esto funcione o el barco termine por hundirse.