Del ‘Nunca te rindas’ al ‘Dueño y señor’. El Sevilla FC es un ejemplo de vida. El partido que firma ante el Manchester United, poniéndolo en contexto con la temporada, es el combate de un boxeador a punto de ser noqueado pero que acaba ganando la pelea. Le dieron mil y un golpes. A la mandíbula, costillas y pómulos. Llegó un momento en el que ni podía vislumbrar lo que tenía alrededor, pero el combate no termina hasta que tiran la toalla desde tu esquina o el árbitro culmina la cuenta. Nadie lo hizo y aquí está el resultado.
Ya han leído que el fútbol no entiende de merecimientos. Entiende de trabajo, de trabajo y de trabajo. Quizás la mística tenga cabida en un deporte que se escapa de toda lógica, pero para ello tienes que habértelo ganado. El Sevilla lo ha hecho, y con creces. El United no fue rival en Nervión. La ‘ Fábrica de los Sueños’, engalanada como hace mucho tiempo que no lo hacía, hizo que En Nesyri y Lamela le robaran el balón a Maguire en el 8′ de partido para que el marroquí hiciese el primero. Pocos equipos han venido a Sevilla y se les veía el miedo en la cara como al United.
No había nada de ese Antony desequilibrante o de los toques al primer toque que tanto daño le hicieron en la ida al Sevilla. Estaban cabizbajos, asustados. Impotentes, incluso. Desde Bono hasta En Nesyri, el partido que firmaron los nervionenses era casi impensable. Lamela y Rakitic manejaron los tiempos del encuentro, Ocampos le puso el corazón y el acierto de antaño y el equipo funcionó como un reloj para cortar en seco cualquier acción del United. Estaba tan entonado el Sevilla que entró Suso por Marcao, que se marchó lesionado. Había que poner toda la carne en el asador y hasta pudo irse 2-0 al descanso si Acuña está medio metro más atrás en el gol anulado a Lucas Ocampos.
Badé acabó de matar al United, que había metido a un tal Marcus Rashford que no pudo con Navas. Tras comenzar la segunda parte, el hombro del francés hizo el segundo. Nervión empezó a convertirse en un ‘manicomio’, botando al son de los cánticos que se extendieron por todo el estadio tras comenzar en Gol Norte. El Manchester apretó ante el cansancio sevillista, pero no le hizo ni cosquillas a los nervionenses. De Gea fue el mejor reflejo de los ‘red devils’ con un fallo increíble que le dejó el balón en bandeja a En Nesyri para el tercero.
Es casi imposible de entender lo que le ocurre al Sevilla cuando la Europa League se cruza en su camino. Los ojos inyectados en sangre de jugadores y afición para hacer fácil lo que parece imposible. Nadie daba un duro por eliminar al United, absolutamente nadie. Incrédulos, que no conocen al Sevilla FC. La Juventus tiembla.