Monchi tiene razón. “Cuando menos te lo esperas, vuelves a sentirlo”. Nadie, en su sano juicio, se podía imaginar que el Sevilla iba a llegar vivo y coleando a la vuelta de unos cuartos de final de Europa League en la peor temporada del siglo. El Manchester United no es consciente de que, cuando ponga un pie en el Sánchez-Pizjuán, se encontrará a 45.000 ‘demonios rojos’ en su contra. A las 21:00 horas cambiará el ‘Teatro de los Sueños’ por la ‘Fábrica de Sueños’.
El fútbol es tan caprichoso como discontinuo. La linealidad no existe en este deporte. Después de toda una temporada coqueteando con el descenso, realmente hasta hace tres semanas, hoy la cartelería del estadio luce de negro y naranja y desde el domingo noche solo hay un pensamiento en la cabeza de todos los sevillistas. No será fácil para el Sevilla, ni mucho menos. El partido de ida señaló, justamente, lo que hay y lo que no hay que hacer al margen de las rotaciones de Mendilibar, pero es imposible no ilusionarse con unas semifinales de Europa League.
El millenial o los de la Generación X no son conscientes de lo que han vivido durante toda su vida. Lo normal, para un club de fútbol, no es encadenar tantos partidos importantes durante 18 años. No es lo lógico para ningún equipo, pero menos para el Sevilla FC. Su exponencial crecimiento es innegable hasta el punto de que el prestigio europeo, lo que pesa ese escudo cuando recorre Europa, hace que, automáticamente, sea favorito cuando el himno de la Europa League empieza a emitir sus primeros acordes. Ten Haag erró, irremediablemente, en el encuentro de ida. Seguro que habrá aprendido la lección, o más le vale. No tendrá ni media oportunidad de fallar esta noche.
Lo que antes eran lesiones y decisiones extrañas ahora es felicidad en el Sevilla. Culminar una semana fantástica ante el Valencia significó poner tierra de por medio con el descenso y confirmar que el fútbol es un estado de ánimo. Cuando te vienen las cosas de cara todo es más fácil. Se han acabado las plagas de lesiones, los goles extraños suceden en el otro área y los árbitros, al menos, no te quitan lo que es tuyo. Muchas veces es cuestión de suerte, pero como dijo Bruno Fernandes tras la ida en Old Trafford, “la suerte hay que buscarla”.
Mendilibar cuenta con toda la plantilla para medirse al United salvo Joan Jordán, aquejado del tobillo. Ya venía arrastrando molestias en el tendón de Aquiles. Quitando de la ecuación a Gueye y Corona, por su no inscripción, y a Montiel, sancionado, el vasco podrá contar con todos los integrantes de la plantilla. Ten Haag, por contra, tendrá las bajas sensibles de Bruno Fernandes, Varene y Lisandro Martínez, pero en las últimas horas ha recuperado a Marcus Rashford, Luke Shaw, Sabitzer y Malacia, todos entre algodones en los últimos días.
Ni el Sevilla ni los sevillistas se merecían una semana así. No se lleven a engaño. En el fútbol no existen ni existirán jamás los merecimientos, pero sí otras cosas. La mística o el no bajar los brazos podrían definir mejor esto que ha hecho vivir el club nervionense esta semana a los suyos, pero lo que está claro es que el fútbol ha cumplido su función estos días: olvidarse por unas horas/días de nuestros problemas del día a día. Disfruten, pase lo que pase.