¿Cómo puede pasar un equipo de ser el principal aspirante a LaLiga a estar casi en posiciones de descenso? En el fútbol, la mayoría de las cosas tienen explicación. En el Sevilla FC, también. El cuadro dirigido por Julen Lopetegui pasa por uno de sus peores momentos históricos en cuanto a puntos se refiere tras un verano marcado por el empobrecimiento del equipo en todas las líneas y las divisiones internas dentro del Consejo de Administración. Monchi es el único que sostiene la vela de su técnico, por el que apostó este pasado verano, mientras cada vez se van aunando más voces discordantes sobre la figura del vasco.
La segunda vuelta de la temporada 22/23 debió marcar el rumbo deportivo del Sevilla. Siete victorias, once empates y dos derrotas en LaLiga entre enero y mayo. No fueron realmente los resultados los que transmitían en el sevillismo esas dudas, que también, sino la sensación de que el equipo no podía ser superior a ningún rival. Tenían que darse variables, como las de el pasado derbi, para que los nervionenses volvieran a mostrar algo que los había hecho posicionarse en los puestos altos de la clasificación en las dos temporadas anteriores. Había un problema de base al margen de la plaga de lesiones que sufrió durante toda la campaña a pesar de la clasificación a la Liga de Campeones y así lo tenían claro en el Consejo de Administración.
Las conversaciones entre las partes fueron tensas. Monchi dio la cara por el técnico que había conseguido el hito sin precedentes en el club de conseguir tres clasificaciones consecutivas a Champions y con la consecución de la Europa League en la primera campaña. Lopetegui era ‘su’ entrenador y tenía que apostar por él a sabiendas de que en los meses siguientes iba a producirse un mercado de fichajes que no le iba a gustar a muchos, incluido al propio Julen. Con Diego Carlos ya vendido y sabiendo a ciencia cierta que Koundé iba a salir, las circunstancias de una ventana de transferencias tan complicada como la de este verano, además de la necesidad imperiosa de sanear las cuentas, han dinamitado una planificación en la que además se ha errado en reforzar determinadas posiciones.
El Sevilla sumó en las 21/22 catorce puntos en las seis primeras jornadas por cinco en los mismas disputadas en esta. Las consecuencias de una planificación con la ausencia de perfiles para rendir a corto plazo, la no cobertura de posiciones clave como el centro del campo, las no ventas de futbolistas que ya han dado todo lo que tenían que dar en el Sevilla o las de jugadores que no son gustos del entrenador.
Inmerso desde ya en el parón de selecciones, el Sevilla FC debe decidir cuál es el rumbo a tomar en torno a Lopetegui. Lo mantuvo pese a la discrepancias, ha agitado el árbol y la imagen del equipo es indudable que ha mejorado con el paso de las jornadas. Monchi sigue intentando conseguir tiempo, convencido de que el vasco logrará poner al equipo en su sitio. Compitió ante uno de sus teóricos rivales directos como el Villarreal y en estas semanas de fútbol internacional debe seguir perfilando qué es lo que quiere de los suyos obre todo en el apartado ofensivo, carente de cualquier automatismo ante la inexistencia de su ‘9’ tipo.