No hay por dónde coger al Sevilla. Si lo de Montilivi dolió por la forma de caer ante el Girona, la victoria ante el Alavés duele lo mismo más. Los nervionenses fueron inferiores, en algunos tramos mucho, ante un Deportivo Alavés de Segunda División durante los 90 minutos. Sampaoli parece haber olvidado lo que ocurrió el sábado porque no ha modificado absolutamente nada. Si Rakitic no llega a aparecer…
Ver al Sevilla cada tres días se está convirtiendo en una condena para el sevillista y para los que cubrimos su día a día. Ya no es que los partidos sean más aburridos o divertidos, que son soporíferos; es que se empieza a dudar de la calidad y de la categoría del equipo. Contra un Segunda División, e histórico de nuestro fútbol, como el Deportivo Alavés, uno no podía diferenciar qué equipo era de Primera y cuál del de Segunda. Si tuviese que apostar, después de ver los primeros 45 minutos, me hubiese quedado con el cuadro babazorro.
La idea fija del tontifútbol desde atrás, y con rotaciones, va a llevarse al Sevilla al pozo. Ni ante un equipo de LaLiga Smatbank es capaz de dominar ni de someter. Ni siquiera de vivir tranquilo. Cualquier entrenador y cualquier equipo de barrio sabe que tiene que ir a apretarle arriba porque no son capaces de sacar el balón jugado y que en cualquier momento van a fallar, con o sin Nianzou. El equipo es un flan en todas las líneas, no genera peligro arriba ni es contundente atrás. Tenía que ser En Nesyri, el delantero, el que le sacara una acción a su homólogo blanquiazul cuando se quedaba solo contra Dmitrovic. El barco hace aguas por todos sitios y el capital se encuentra en la atalaya mirando el horizonte.
Cero acciones generadas, cero disparos a portería, cero control y muchas fatigas. Así se pudo resumir el primer acto del Sevilla y casi el segundo, que lo único que cambió fue que Rakitic, en la primera y única que tuvieron los nervionenses, la metió dentro gracias a un gran centro de Navas, que entró junto a Fernando en el descanso viendo el percal. En transición, en juego posicional, en salida, en basculación… Jorge Sampaoli, desde la grada de Mendizorroza, parece no tener ni idea de por dónde le da el aire cuando parecía que conocía hasta al primo de Nianzou cuando llegó y habló en los medios oficiales. La labia hace lucir hasta a los que somos feos.
Con Dmitrovic salvando al equipo al final del partido y durante la segunda mitad con dos paradones a Luis Rioja y Salva Sevilla errando el empate en el 98′, el Sevilla pasa a cuartos de la Copa del Rey sin merecerlo ante un Segunda División. Como ante el Girona, la cosa no cambiará. Mañana será otra vez jauja porque será el primer entrenamiento de Ocampos, al que presentan como un fichaje. El peor pensado creería que era una maniobra de distracción. La pérdida de papeles es incalificable.