El paciente sigue grave, pero responde a estímulos. El Sevilla logra tres puntos imprescindibles ante el Almería en un encuentro en el que, de nuevo, no brilló y en el que empezó perdiendo desde el minuto 1. Ocampos, de penalti, y Lamela en la segunda mitad culminaron una remontada impensable hasta para los más optimistas.
Con Badé pero sin Fernando ni Gueye. Jorge Sampaoli y su libreto asustan a cualquiera, pero se decantó de inicio por las piezas y opciones más lógicas. A pesar del peor comienzo posible, con un gol de Akieme para el Almería en el primer minuto, el equipo al menos no andaba tan perdido. Fue de menos a más durante el primer acto, pero con la misma peligrosidad que un niño con su piruleta. Es difícil encontrar un equipo más predecible y al que le cueste tanto disparar a portería como al Sevilla, que dependía de que a Suso se le ocurriese agitar la varita.
El Almería se fue metiendo dentro de su área con el paso de los minutos. Sabía que con acumular futbolistas dentro del área le bastaría. Con la inestimable ayuda de De Burgos Bengoetxea y Mateu Lahoz, desde el VAR, los almerienses vieron como no les eran pitados hasta dos penaltis: una mano que ocupa un espacio a la altura del hombro y un agarrón clarísimo sobre Badé. Empieza a ser desesperante lo de los árbitros y el Sevilla.
Con Dmitrovic en el campo por una fuerte de golpe de Bono con Telles y un futbolista del Almería que lo mandó al hospital por precaución, los nervionenses encontraron premio ante tanta insistencia. Pozo, que fue el mismo que agarró a Badé, derribó a Telles dentro del área y Ocampos transformó el penalti en el descuento de la primera mitad. El premio a la pesadez.
El Sevilla necesitaba calma y cabeza fría. Los puntos se tenían que quedar, por lo civil o por lo criminal, en el Sánchez-Pizjuán. No se puede estar tantas jornada sin sumar de tres en una liga donde la permanencia va a estar muy cara. No empezó fino en el segundo acto, con el Almería presionando arriba y provocando errores en la pésima salida de balón nervionense. Dmitrovic sacó un uno contra uno a Luis Suárez espectacular por error de Jordán y empezaron a entrar los nervios. El serbio iba a ser el MVP de un encuentro en el que no se esperaba jugar.
Mientras el Almería era el que creaba el peligro y el Sevilla tenía el dominio, en una de las pocas que tuvieron los nervionenses encontraron portería. Bryan Gil encaró por la izquierda. la puso al punto de penalti y Lamela se visitó de En Nesyri. La remontada se había materializado y ahora tocaba aguantar con más calma que nunca. Telles y Ocampos, ya fuera del campo, intentaban decírselo a sus compañeros, pero no podían ser ejemplo porque estaban hasta más nerviosos que los que estaban en el campo.
Los tres puntos conseguidos frente a un Almería que generó más problemas de los esperados es una buena señal de que el equipo reacciona. La Europa League es otra historia completamente distinta y esa reacción donde había que verla era en liga. Veremos, ahora con las lesiones de Nianzou y Bono, cómo es capaz de afrontar el resto de la semana.