Hay algún que otro motivo para ilusionarse entre tanto conflicto. Que si Isco se ha peleado con Monchi, que si no se cuenta con Acuña… Pero el Sevilla ha vuelto a competir y lo ha hecho ganando. No era lo importante, porque a esta plantilla le faltan seis mundialistas y varios retoques, pero lograr una victoria ante un Benfica que no ha caído en toda la temporada debe ser una inyección de moral. Si encima dejas algunos detalles para que los tuyos se ilusionen y que reflejen el trabajo postmundial de Sampaoli, mucho mejor.
Sin Isco y sin Januzaj y con todo lo disponible del primer equipo, el Sevilla llegaba hoy al Algarve para su segundo amistoso en este parón por el Mundial de Qatar. Lejos del Sánchez-Pizjuán el equipo suele mostrar otra cara desde la primera temporada de Julen Lopetegui y en Faro no fue diferente. Pese a la dinámica casi inmejorable de los lusos y la superioridad física, el Sevilla no se arrugó ante uno de los mejores equipos de Europa en este momento. La vuelta de Fernando le hace la vida más fácil a Sampaoli y a Nianzou, Suso dejó 40 minutos siendo el más activo en ataque hasta que se marchó lesionado y Joan Jordán dio atisbos de que está de vuelta. La velocidad en su juego, la capacidad de defender hacia adelante y la facilidad para encontrar al hombre libre y dar oxígeno al equipo en el medio volvieron en el catalán.
A pesar de los buenos ratos de fútbol, las carencias en el equipo siguen ahí. Normalizar que Rafa Mir es extremo y que no existan futbolistas de ruptura en un plantilla de élite son los grandes debes de un equipo que tiene que solucionar Monchi, pero que logró imponerse en los 90 minutos. Rakitic la puso desde la frontal con la zurda casi en la escuadra para anotar el único tanto del partido para dar entrada a los canteranos, que jugaron la última veinte minutos del encuentro dejando un buen sabor de boca para los sevillistas. No se amedrentaron ante un equipo como el Benfica y Carlos Álvarez brilló con luz propia.
La vuelta a la competición se acerca y este Sevilla FC necesita de retoques. Hablar de brotes verdes, viendo el transcurso de la temporada, es arriesgado, pero el trabajo de Sampaoli en ciertos mecanismos como la fluidez de la circulación o la presión tras pérdida están ahí, además de la mejoría destacable de Joan Jordán. Al menos hay un poco de luz entre tantas tinieblas. Monchi tiene que disiparlas.