La llegada de Jorge Sampaoli tras el pésimo arranque y destitución de su antecesor en el cargo, Julen Lopetegui, ha traído, sin lugar a dudas, renovadas esperanzas en el ambiente después de la tensión y el hastío que parecía respirarse tanto en la grada como en el césped en este comienzo de temporada. No es para menos si nos atenemos a los repetidos éxitos del argentino en cada uno de los banquillos en los que ha estado.
Sin tener que mirar muy atrás, encontramos una campaña y media muy buena con el Olympique de Marsella donde recogería el testigo, en marzo de 2021, de André Villas-Boas, que había dejado el equipo en una situación similar a la que hoy se vive en Nervión, para terminar quinto y clasificarse para la UEFA Europa League, así como un segundo año muy bueno en el que terminaría segundo en la tabla.
No obstante, si su trabajo en competición nacional ha sido siempre notable (y es algo que podemos extender mucho más allá de Marsella), el bagaje en competición europea del de Casilda ya no resulta tan reseñable. En su escaso tiempo en los banquillos europeos, Sampaoli ya ha tenido tiempo de probarse en las tres competiciones continentales sin realizar un papel destacado. Debutaría en la 16/17 en la UEFA Champions League donde firmaría su mejor paso por Europa con un grupo compuesto por Dinamo de Zagreb, Lyon y Juventus donde el Sevilla conseguiría el pase en la última jornada, no sin sufrimiento, en tierras francesas.
El conjunto nervionense sumaría 11 puntos concediendo solo una derrota con mucha polémica en el Sánchez-Pizjuán ante la Juventus de Turín, una “Juve” contra la que se sacó además un muy meritorio empate en tierras transalpinas. El buen papel de desempeñado por el Sevilla en esta fase de la competición quedaría, sin embargo, empañado por una eliminatoria de octavos perdida ante el Leicester City, un rival en principio de entidad superior, con un partido de vuelta ciertamente deslustroso que certificaba además la caída en desgracia de un equipo que era entonces una sombra de lo que fue meses anteriores, no cumpliéndose el objetivo marcado de llegar a los cuartos de final de la máxima competición europea.
Ya en Marsella, Sampaoli disputaría la fase de grupos de la UEFA Europa League donde en un grupo con Galatasaray, Lazio y Lokomotiv de Moscú no conseguiría pasar del tercer puesto, cayendo a Conference League. Ya en la tercera competición europea, el técnico argentino conseguiría llegar a semifinales de la competición, eso sí, pasando rondas ante rivales de mucha menor entidad y cayendo en la antesala de una final europea ante un Feyenoord que a priori se antojaba inferior a los franceses. No llegaría así el conjunto marsellés a meterse en la final de una competición en la que era uno de los grandes favoritos.
Así acababa el paso de Jorge Sampaoli por las competiciones continentales europeas hasta mañana martes, donde volverá a dirigir un partido en la máxima competición con el mismo escudo con el que lo hizo en su primera experiencia en la misma y en el club donde obtuvo sus mejores resultados europeos. Eso sí, lo hará en una situación muy diferente a la que tenía tanto en su primera etapa en Sevilla como en su paso por Francia con una plantilla no confeccionada para él y con un equipo al que tan solo le restan tres partidos por jugar y que arrastra ya otros tres resultados negativos.
Con esta situación en Nervión, el objetivo de pasar a octavos de UEFA Champions League se torna prácticamente imposible y el Sevilla deberá pelear por un tercer puesto que da acceso a Europa League. En las manos de “Sampa” está ahora mismo el darle el necesario lavado de cara que necesita la plantilla para alcanzar dicho objetivo. Solo el tiempo dirá si se logra el objetivo a corto plazo y si la andadura europea de Sampaoli se parecerá más a su primer trimestre en Sevilla o a su final allí y su paso por Marsella.