Hablar del Real Madrid es hablar de vertiginosidad. El club blanco siempre se ha caracterizado por ser un equipo letal en las transiciones, sólido y regular. Siempre se han buscado perfiles idóneos para ello. Todos recordamos ese equipo de Mourinho, sin ir más lejos, que manejaba ese tipo de fútbol a la perfección y que veía puerta con una facilidad pasmosa cuando le dejaban correr. Ahí residían los valores de los de Concha Espina.
¿Qué le pasa a este Madrid? Los análisis han ido por el lado de que le falta un verdadero goleador que acompañe a Benzema. La huella de Cristiano Ronaldo es muy larga y sus 50 goles por temporada son muy difíciles de reemplazar. Lo cierto es que, precisamente, el problema que tienen los blancos no está relacionado con la cantidad de goles que anotar, si no con los que les anotan.
Que Zinedine Zidane es un magnífico gestor de grupo no es algo que nos descoloque. El francés ha sabido gestionar una plantilla de tal calibre para ganar tres Liga de Campeones y dos ligas en el tiempo que ha estado en el banquillo merengue. La duda recae es si es un gran entrenador. ¿Qué hubiera sido de ese equipo sin el portugués? ¿Habría conseguido el Real Madrid todo lo conseguido con Zidane si no hubiera contado con él?
Saliéndonos de un tema muy subjetivo como este, el principal problema de este Madrid es la falta de equilibrio y la presencia de futbolistas que siguen en la plantilla por nombre y no por rendimiento. El 4-2-3-1 habitual en los blancos necesita de futbolistas muy específicos para que dé rendimiento. Con Casemiro sin encontrar el nivel de las últimas temporadas está siendo muy complicado para Zidane, pero si encima Fede Valverde, que estaba siendo ese futbolista todoterreno que te estaba dando resultado, se lesiona… Casi imposible.
El Módric-Kroos que alineó Zidane ante el Shaktar Donestk en Champions no puede funcionar. No se duda de la calidad de ambos futbolistas, pero sí de su compromiso defensivo. No son jugadores que vayan a realizar grandes esfuerzos ni ayudas y eso lo acabaron pagando caro los madrileños en Ucrania. Sin un futbolista de corte puramente defensivo es casi imposible que este equipo logre el equilibrio y así nos lo muestran los resultados y las sensaciones que está dejando esta temporada.
El otro problema que está acusando al Real Madrid esta temporada -y parte de las anteriores- es la necesidad de renovar la plantilla. Futbolistas como Marcelo, el propio Módric o incluso Sergio Ramos no están para tener tanto protagonismo en un equipo que pelea por ganarlo absolutamente todo, aunque los tiros parecen ir por el fichaje de otro ‘galáctico’ como Haaland o Mbappé si Zidane sigue como técnico la siguiente temporada.
Cuando se mezclan un entrenador con tan poca capacidad de alterar los encuentros desde el banquillo, una plantilla que necesita una revolución y la ausencia de equilibrio al no tener en el mejor estado de forma a los dos futbolistas que te dan eso mismo se forma esta situación que está viviendo el Real Madrid. La posible no clasificación a la siguiente ronda de la Liga de Campeones ha empeorado la situación de Zidane, que ya nota el aliento de Mauricio Pochettino.