Si en algo ha destacado el Sevilla, además de por los éxitos deportivos, es por cuidar hasta el mínimo detalle con sus futbolistas y sus leyendas. El Dorsal de Leyenda, las despedidas a las grandes figuras en el antepalco del Sánchez-Pizjuán o cómo viven los recién llegados sus primeras horas tras aterrizar en la ciudad son muestras de que importan, o importaban, este tipo de muestras. Hay que darle el espacio y el protagonismo que merecen las grandes instituciones del Sevilla FC.
La abrupta situación que vive el cuadro nervionense desde este mismo verano se ve radiografiaba en lo que está sucediendo en torno a la figura de Julen Lopetegui. Al margen de fobias futbolísticas y si debería de haber continuado o no una temporada más, el maltrato indirecto de la plana mayor del Sevilla FC con su actual entrenador va en la dirección contraria con lo que se ha hecho en los últimos años. Malas caras en el RCD Stadium tras la primera victoria de la temporada, nula ratificación pública cuando tras acabar la temporada el técnico se encontraba en un mar de dudas o lo que está ocurriendo en los últimos días deberían servir para, como poco, replantearse lo que viene sucediendo en los últimos meses en Nervión.
Tras la derrota ante el Atlético de Madrid y la segunda reunión para valorar la situación del equipo en lo que llevamos de temporada, el mismo domingo el técnico vasco acude a la ciudad deportiva para empezar a preparar el duelo ante el Borussia Dortmund. Lo hace con su cuerpo técnico y sin representación alguna de directivos o miembros de la dirección deportiva, algo extraño en el Sevilla. Monchi, Castro, Fernando Navarro o Del Nido Jr suelen acudir a los entrenamientos con frecuencia. Esta vez no. Se le estaba mandando un mensaje claro al entrenador, un “aquí no te queremos”.
El lunes comienza con la presencia de Monchi en el entrenamiento matinal, charlando con Lopetegui a pie de césped. El único valedor, todavía, de su entrenador, por el que ha tenido discrepancias con el Consejo de Administración desde su llegada hasta el día de hoy. Horas más tarde, el Sánchez-Pizjuán es testigo de una reunión en la que participan José Castro, sus dos vicepresidentes, Monchi, los abogados del club y los de Julen Lopetegui. El técnico ya sabía esto de antemano y lo que se trató fue la fórmula para cesarlo.
A un entrenador que en tres temporadas te ha conseguido una Europa League, tres clasificaciones consecutivas a Liga de Campeones vía liga y que ostenta el menor porcentaje de derrotas de su historia no se le puede someter a esta ridiculización. Lopetegui es, le pese a quién le pese, historia del Sevilla FC y como tal merece, como mínimo, respeto por parte de los que le pagan el sueldo. Extender una vinculación fallida, negociar casi de forma pública con Jorge Sampaoli y hacerle dirigir al equipo sabiendo de su despido al día siguiente ante el Borussia Dortmund es un ridiculización en toda regla e impropia de una entidad que, como han repetido infinidad de veces Castro y Del Nido Jr, “cuida todos los detalles”.