La peligrosa tranquilidad casi se come al Sevilla. Es muy difícil tener la mente en dos cosas a la vez, y las cosas hay que afrontarlas de una en una. A Mendilibar casi se le atraganta el Espanyol, y casi porque logró remontarle al final del encuentro. Los nervionenses consiguen la remontada ‘in-extremis’ antes los pericos para dejar la permanencia casi sellada y colocarse, junto al Girona, en la pelea directa por Europa. Ahora puede pensar en Turín todo lo que quiera.
Mendilibar tenía dos opciones y, si nos quedamos con el final del encuentro, eligió la mejor. El de Zaldívar iba a hacer rotaciones en masa para llegar en las mejores condiciones ante la Juventus el próximo jueves. Sin Badé, sin Ocampos y sin En Nesyri y con Rekik, Suso y Rafa Mir, además de Óliver Torres y Telles. El vasco quiso dar descanso a su columna vertebral, pero no esperaba perder a Lamela -titular hasta minutos antes del encuentro- y a Fernando antes del pitido inicial. La espalda y una indisposición, los motivos de la ausencia de dos futbolistas que están siendo importantes en las últimas semanas.
Ya con el balón rodando por un Sánchez-Pizjuán que se quedó cerca de los 36.000 asistentes, los nervionenses tampoco estuvieron finos. Con la plantilla que tiene a disposición es complicado hacer milagros, pero al menos se le puede pedir un poquito de intensidad. No estuvo de nuevo acertado en la presión pese al dominio y esa carga del área habitual en el Sevilla no existió. Bryan Gil fue el único que puso algo de movimiento en ataque, porque Telles estuvo errático en el centro y Suso desaparecido. Algo mejoraron los nervionenses con la entrada de Ocampos, precisamente por el gaditano por unas molestias, pero nada del otro mundo.
Arriba es cierto que a Rafa Mir se le veía con confianza, tirando desmarques y preocupado por lo que sabía hacer antes de llegar al Sevilla, pero sin ocasiones destacadas. En una de estas, un centro de Gueye fue despejado por un defensar perico y Bryan le pegó con el alma. Alberola Rojas, llamado al monitor, dio validez al gol sevillista puesto que no hubo falta en ataque de Mir y el balón venía procedente de un futbolista del Espanyol, invalidando así la situación de fuera de juego del de Barbate. Lo necesitaba el canterano.
La tranquilidad del gol relajó en exceso al Sevilla, que de pronto parecía el mismo que el de hace dos meses. Equipo fallón en el pase, sin intensidad y con una defensa digna de Tercera Regional. Tan fallón y tan relajado que entre Telles y Rekik se marcaron en propia puerta, que subió al marcador finalmente porque fue el holandés el que tocó la pelota y no Joselu. Diez minutos después, otra vez Rekik se quedaría mirando un pase de Melamed a Joselu para que este la mandara incomprensiblemente fuera totalmente solo ante Dmitrovic. Con el ‘runrún’ instalado en el Sánchez-Pizjuán. Puado se marcó el golazo de la jornada desde fuera del área, remontando el duelo en el Sánchez-Pizjuán mientras Gueye lo defendía con la mirada.
El sevillista, esta temporada, es negativo. Ha visto tantos partidos y le ha pesado tanto esta temporada que, viendo lo que estaba viendo en el césped, ya se manifestó por redes sociales en contra de Mendilibar. Hasta de Castro se acordaron y de la directiva, que parecía ausente ante las miradas del aficionado en las últimas semanas. Nadie daba un duro por una remontada, excepto el propio Sevilla.
Con En Nesyri y Acuña dentro, el Sevilla, aunque no mejoró en sensaciones, sí lo hizo en peligrosidad. Quemó todas las naves y el premio le llegó en forma de penalti clamoroso sobre Gueye por parte de Vini Souza. Ocampos, que no falló desde los once metros, puso el empate en el 69′ de partido y el Sánchez-Pizjuán apretó los dientes. En vísperas de una semifinal y con lo que que, ahora sí, transmite el equipo a la grada, era imposible no estar metido en el encuentro. Tras un cabezazo al larguero del de Quilmes minutos antes, Pape Gueye, para redimirse de su mal encuentro, anotó el gol de la remontada a pase de Acuña. Llegada de segunda línea al primer palo y para dentro. Ya estaba el lío formao’.
El Sevilla salvó los muebles y ahora sí puede pensar en Turín, en la semifinal de Europa League del jueves ante la Juventus. Los buenos tienen que jugar siempre, más si cabe cuando hay una semana completa de descanso. Error de Mendilibar, que se equivoca como todo hombre, corrección hecha y a por la Juve.