El Sevilla de Mendilibar ya ha conseguido sus primeros 3 puntos en su primera prueba de fuego por la permanencia en primera división. Habrá merecido más o menos, habrá generado más o menos durante los 90 minutos, pero los jugadores saben a lo que juegan y están en sus posicionales naturales, y eso, viniendo de un contexto caótico por parte de Sampaoli, es muy importante.
El dogma de Mendilibar, fútbol directo y presión alta, además de robar en campo rival, está surgiendo efecto en un equipo que más allá de la progresión que consiga o no, el cambio de actitud y carácter es real.
Aún así, bajémosla al piso. Queda mucho por asegurar la presencia el año que viene en primera división y este final de liga marcará el devenir de un equipo que tiene que ganar y ganar, como aseguró Mendilibar en su presentación.
En cuanto al partido se refiere, esa necesidad de puntuar obligatoriamente por parte de ambos equipo se tradujo en una primera parte con muchos duelos individuales e intensidad que no se plasmó en ocasiones prometedoras de gol por parte de los de Mendilibar que, a través de esas recuperaciones en campo rival, de hecho en la primera parte el Sevilla consiguió hasta 6, récord en la temporada, generó peligro con transiciones que acababan en centros laterales constantemente, una de las señas de identidad del técnico vasco.
No obstante, profundizando más en el sistema de juego, la figura del mediapunta en este 4-2-3-1 la estaba ocupando un Ivan Rakitic que apenas apareció en la primera parte. Pocas internadas en segunda línea, apenas conectó con En-Nesyri al espacio, en definitiva, tanto con balón como sin él apenas estaba aportando.
Sea como fuere, viniendo de un contexto caótico en cuanto a estructuración del equipo, si vimos al menos un claro orden en el sistema con ideas claras, fuera aparte de que se generara peligro o no en los primeros 45 minutos.
Tras el paso por vestuarios, la efectividad envolvería a un Sevilla que, dentro de lo poco que generó, además del Cádiz, se pondría por delante del marcador con un gol tras una jugada a balón parado que remataría en última instancia Ocampos y otro gol que puede resumir perfectamente el estilo de Mendilibar, fútbol directo y de poco toques. De hecho, tan solo bastaron tres toques para que En-Nesyri pusiera más tierra de por medio en el encuentro.
Ganar como sea, esa es la tarea del Sevilla en esta recta final de Liga. Para ello, Mendilibar ya está en proceso de implantar su conocimiento y su sabiduría en saber como gestionar situaciones en equipos que viven en el alambre constantemente.