Empate a uno en el marcador, menos de medio minuto para el final de la primera mitad, el árbitro se inventa una falta de Koundé a unos metros del borde del área. La lanza el Alavés, el balón choca en la mano encogida y pegada al cuerpo de Ocampos. El árbitro no la señala, lo llama González González desde la sala VOR, y tras más de una docena de repeticiones acaba señalando penalti en contra del Sevilla FC. Sin duda “la suerte” no está de lado del Sevilla esta temporada en cuanto a las manos.