Marcelino y el Sevilla no llegaron a congeniar en ningún momento. Desde el proyecto que le presentó Monchi hasta la dirección de campo del asturiano como técnico sevillista pasando por las visitas del técnico al Sánchez-Pizjuán. No hubo, no existe ni existirá nunca esa sintonía entre ellos. Quizás en un universo distinto al nuestro la cosa saliera bien, porque ambas partes parecían indicadas el uno para el otro.
Ahora sin equipo tras marcharse del Athletic, Marcelino García Toral ha sido entrevistado por el diario El Mundo en el campo donde empezó a formarse como técnico, concretamente en Les Caleyes. El extécnico valencianista, entre otros, fue cuestionado por las espinitas que le quedan en su carrera y directamente por su paso por el Sánchez-Pizjuán. “La espina que tengo clavada es el no ascenso con el Sporting [temporada 2003-2004]. Esa es la verdadera espina como entrenador. En el Sevilla nos equivocamos ambas partes. Sobre todo yo, por aceptar algo de lo que no estaba convencido en lo que era confección de plantilla y perfiles de jugadores que la formaban. El Sevilla vivía una etapa de post-titulo y de agradecimiento a los futbolistas que lo habían logrado. Un par de años después, fichó 14 futbolistas para cambiar totalmente aquella plantilla, y ahí fue donde empezó a despegar de nuevo”.
En referencia indirecta al Sevilla, Marcelino se arrepintió de algunas decisiones que ha tomado a lo largo de su trayectoria en los banquillos como la elección de los equipos a los que ha entrenado. “Hombre… Me arrepiento de todas las veces que me expulsaron los árbitros. Me arrepiento de algunas decisiones que tomé, pero en momentos puntuales me equivoqué, a la hora de elegir los equipos por ejemplo. Cuando estoy como ahora, sin entrenar, mi próximo proyecto seguro que me cuesta mucho tomarlo. Siempre actúo para tener la conciencia tranquila, y la tengo, porque todas mis decisiones vienen de un análisis profundo y desde el máximo respeto”.
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