Si plantarse delante de una hoja en blanco y comenzar a escribir es difícil, para mí, esta vez se está llevando la palma. Para el que haya estado en una cueva aislado durante el último mes y medio, el Sevilla Fútbol Club se encuentra más que virtualmente salvado y a tres partidos de un nuevo título europeo (¡!).
Espero que entiendan lo difícil que puede llegar a ser opinar en un contexto tan extraordinario como este, y es que, ¿qué explicación le da usted, que está leyendo esto, a todo lo que los sevillistas estamos viviendo en esta bendita primavera? Como pueden leer en el título de este artículo, no se me ocurre otra cosa que achacar esta sucesión de partidos inverosímiles a una divinidad o fuerza mayor que, simplemente, quiere que estemos ahí (otra vez). Y eso que soy agnóstico, oiga. Pero a qué podría sino responsabilizar de esta traba constante al redactar, de este nudo en la garganta que tengo desde la semana pasada, de ese cosquilleo al tararear el: “Sevilla una vez más, llévame a una final. Juntos lo vamos a lograr”.
Por eso, no caigamos en buscar constantemente el por qué estamos viviendo todo esto y en cómo podría ser mejor, ¿para qué? El fútbol es la vida, y como la vida, hay que intentar hacer el fútbol sencillo, de cortita y al pie. Así que, coge a tus padres, a tu colega de siempre, a tu primo que es como un hermano, a esa persona que no está, pero que ni por asomo se ha ido, a la que le debes todo lo que está ocurriendo, dales un beso, y fluye. Fluye ante la adversidad de enfrentarte a un gigante que es doble campeón de la Copa de Europa, fluye ante la contradicción (y la locura) que supone que el peor Sevilla de los últimos veinte años dispute una final europea. Fluye ante ese problema que últimamente te quita el sueño. Fluye ante la dificultad, tal y como he conseguido hacer yo en este espacio en el que tengo la suerte de expresarme. Fluye, agradece, y no pienses en lo que está ocurriendo, quién sabe lo que depara el mañana.
Porque, señores, cómo diría Julio César: “Alea Jacta Est”. Pero no se preocupen, que los dioses están con nosotros.