Por más que se empeñe Lopetegui en seguir poniendo a Rakitić, creo que ya fue suficiente. Nunca fue el sustituto de Banega, pero sí vino al menos con el rol de organizar. Su problema es que no hace ni una función ni la otra, entonces, ¿de qué sirve su titularidad?
Hasta en 17 de 18 partidos de Liga ha salido como titular en LaLiga. No aporta nada. Ralentiza el juego. Se limita a dar pases horizontales. Pocas veces se atreve a romper con pases profundos. Y no únicamente esto, es que juega a demasiados toques de balón para los que debería. Más problema que solución en el Sevilla. Ni siquiera esos famosos cambios de orientación la pasada temporada son efectivos ahora.
El Barcelona le condicionó a jugar así, lo convirtió en ‘intocable’. Se podía permitir pasear por el campo sin hacer nada y aún así jugar de titular en el siguiente partido. También tiene que influir, negativamente, pasar de jugar con Iniesta a hacerlo con Vidal.
Ya no hay rastro del que fue en su primera etapa en el Sevilla, ese mediapunta rápido de mente, capaz de buscarse sus propios espacios en beneficio del equipo. Su vuelta fue un reencuentro que sabes que no va a funcionar pero, por los buenos recuerdos, te atreves a hacerlo.
Las culpas a Lopetegui
Hace ya un año que el técnico sabía de la ausencia de Banega en la plantilla, aún así ha querido cambiar muy pocas cosas en el equipo. Se limita a jugar con esos tres mediocentros, los cuales ninguno de ellos saben organizar.
Temeroso de que el equipo esté desordenado, prefiere seguir jugando a esa falsa seguridad que da el 1-4-3-3. Interiores que no arriesgan y atacando con solo tres jugadores, así la única manera de ganar es esperar fallos rivales para conseguir la victoria (gol en propia puerta del Getafe) o genialidades individuales en los últimos minutos (golazo de Suso desde lejos; testarazo de En-Nesyri…)
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