El fútbol, de una manera u otra, tiene la intensidad de un equipo como medida estándar. Cuando un equipo tiene un problema de intensidad, se trata de una problemática que parte desde la propia base y los cimientos de la plantilla.
Con esta pequeña introducción podemos definir a un Sevilla de pretemporada, que, aunque muchos no lo quieran ver y “hacer la vista gorda”, está recordando al Sevilla que acabó la segunda vuelta de liga sin identidad de juego y peligrando su andadura en el campamento Champions League la siguiente temporada.
La imagen que dio el conjunto hispalense ante el Arsenal en La Emirates Cup fue deleznable, fuera aparte de ser un amistoso. Aunque lo verdaderamente importante sea a partir del 12 de Agosto, hay que analizar la poca intensidad que el equipo tiene y la falta de físico-músculo en la línea medular.
Ya lo comentábamos hace un par de semanas en Sevillismo, los de Lopetegui tienen un gran déficit de músculo y de verticalidad en la sala de máquinas, donde el fútbol se crea.
¿Un posible espejismo de agresividad?
Los partidos en Corea ante el Tottenham, en Lisboa ante el Sporting de Portugal y en Lagos ante el Angers presagiaban que este Sevilla 4.0 adoptaba tintes del pasado. Presión alta a la salida de balón rival, agresividad con/sin balón en todas las zonas del campo, matices de verticalidad en la línea medular. Todo muy bonito.
No obstante, el baño de realidad ha sido menuo’ ante el Arsenal y el Leicester. Si es cierto que hay que romper una lanza a favor de que ambos equipos ya tiene su puesta en marcha hecha, puesto que empiezan la Premier League este mismo viernes 5 de agosto.
Eso no quita el gran deficit que tiene el equipo a la hora de hablar de verticalidad y no solo agresividad, sino intensidad en todos los sentidos posibles de analizar. Eso sí, tampoco entremos en terrenos de histerismo total. Tiempo hay de corregir conceptos y sobre todo, de encontrar el sistema táctico ideal para generar ventajas ofensivas y que permita mantener el excelso entramado defensivo confeccionado por Julen Lopetegui.
1-4-2-3-1, un sistema clave
Para el Sevilla FC, el mantener un 4-3-3 no le genera ventajas ofensivas y se fundamenta en las proyecciones ofensivas de sus laterales constantemente. Con ello careces claramente de profundidad y te haces más que previsible a la hora de atacar a tus rivales.
La figura de un mediapunta en este Sevilla es fundamental. Alguien que esté siempre pisando pasillos interiores, entre líneas, haciendo de puente entre la línea medular y los de arriba. No en vano, es imprescindible que tengas atrás a dos mediocampistas físicos, potentes, con capacidad para robar y rigor táctico. Ya no que tengan recorrido ofensivo pero si una capacidad física considerable y que puedan imprimir verticalidad en forma de pase. No puede tener a los Joan Jordán ni los Rakitic presentes.
En definitiva, el hecho de instaurarse definitivamente en el 4-2-3-1 puede suponer un paso a aquel Sevilla que queremos ver todos, el de la 19/20, 20/21 y el de la primera vuelta de la 21/22 salvo algunos tramos cortos. La problemática está clara, la raíz de todo parte de la poca intensidad-verticalidad-músculo que tiene el equipo.
Al parecer, ese mantra de intensidad, no es tan mantra.
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