El tiempo corre casi a la misma velocidad a la que lo hace Jesús Navas. Una de las mayores leyendas del Sevilla FC termina contrato el próximo 30 de junio y el silencio en torno a las negociaciones esclarece que la situación no era tan sencilla como a priori se presuponía.
La duración del contrato podría ser el principal problema
Tanto la entidad que preside José Castro como el palaciego quieren seguir unidos hasta el final de la carrera del futbolista, pero como en toda negociación surgen complicaciones. Cuando los futbolistas están en una edad avanzada, por norma general, lo que suele suceder es que los problemas no sean en torno al salario, sino a los años de duración del nuevo contrato. Navas, que este año cumplirá 36 años, sabe que no le quedan más de dos o tres temporadas en activo y quiere asegurarse de tener un equipo en el que desenvolverse en sus últimas temporadas.
Tanto Monchi como Julen Lopetegui son conscientes de la aportación y lo que significa Jesús Navas. Es uno de los principales motores del equipo en cuanto a juego y rendimiento se refiere, además de ser un icono del sevillismo. Los 563 encuentros disputados defendiendo la elástica sevillista y la incidencia del futbolista desde que la llegada del técnico vasco avalan al palaciego en la negociación con la entidad.
El tiempo apremia
Jesús Navas será libre el próximo 30 de junio, por lo que no quedan muchos días para resolver el enquistamiento en las negociaciones. El poco margen de maniobra que tiene el club, al que le quedan 9 días para cerrar la renovación, pone al Sevilla en una posición de cierta vulnerabilidad a lo que tampoco ayuda la situación del mercado. En el hipotético caso de que los nervionenses no lograran la renovación de su capitán, el poco movimiento de futbolistas por el exceso de oferta que existe y la disputa de la Eurocopa y Copa América está provocando que no haya ni entradas ni salidas en la mayoría de equipos.
La renovación de Jesús Navas acabará produciéndose porque el Sevilla FC sabe cuidar a sus leyendas y mejores futbolistas, pero la demora en la resolución de su renovación está creando un atmósfera extraña en el sevillismo. Las dos partes están, prácticamente, condenadas a entenderse y cada uno defiende sus intereses, aunque es inevitable que de la seguridad de que el palaciego iba a renovar se haya pasado a un estado de incertidumbre.