Se conoce resiliencia ―palabra muy de moda― como la capacidad de adaptación ante una situación adversa. Ser capaz de, ante unas circunstancias poco favorables, mantener tu estado inalterado. El buen estado físico ya brilla por su ausencia. El emocional, uno de los grandes olvidados en el fútbol, será el protagonista esta noche.
El último esfuerzo
Antes del parón, llega el momento de marcharse con el mejor sabor de boca posible. Un parón que será una oportunidad perfecta para desconectar de todo el ruido y reorientar con un buen estado anímico lo que queda de temporada. Algo que, con tres puntos, siempre es mucho más sencillo. La enfermería sigue siendo, por desgracia, protagonista indiscutible de todo lo que acontece. Ni siquiera el tradicional humo del mercado de fichajes es capaz de eclipsarla. Marko Dmitrovic sigue siendo la gran incógnita para un encuentro en el que, a las bajas ya conocidas, unidas a las de Julen Lopetegui y Ludwig Augustinsson, se ha sumado ahora la duda de Nemanja Gudelj, pendiente de pruebas durante las horas previas al partido. Con condicionantes poco favorables, se antoja más necesario sacar un último aliento para hacer fuerte la racha de invicto como local y ―sobre todo― mantener la distancia con los perseguidores más inmediatos.
Reconciliación con Balaídos
Después de una mala racha que parecía no querer terminarse, el conjunto vigués pudo reencontrarse con la victoria en su estadio, recuperando sensaciones ante un CA Osasuna que cayó derrotado con claridad. Pasan las temporadas y los de Coudet siguen siendo un equipo de contrastes, con una fragilidad defensiva que se contrapone a su excelso poderío en la delantera. Una de las principales luchas de los celestes será contra la estadística y unos números poco favorables como visitantes en Nervión. Una prueba de fuego para hacer real su aparente fantasía de alcanzar los puestos europeos.