Apareció por fin la efectividad para salvar al Sevilla FC. Un error de Vaclik que propició el 1-1 en el 10′ hizo entrar en pánico a los sevillistas, que no lograron nunca más mostrarse tan agresivos e incisivos como antes del fallo del meta checo. En un partido bastante malo de los de Lopetegui, el acierto en los cambios y la efectividad arriba lograron sumar la segunda victoria consecutiva en LaLiga.
La vuelta de LaLiga debía de coincidir con la del mejor Sevilla. Los dispares resultados conseguidos antes del parón no podían seguir produciéndose para un equipo que tiene los objetivos que tienen los nervionenses, que no podían volver a ejercer de resucitador en el duelo ante el Celta.
Lejos del habitual titubeo, los de Lopetegui salieron muy agresivos al encuentro sorprendiendo a un Celta que no podía frenar las continuas embestidas por los costados. Esa era la dinámica que debe de seguir, al menos, el Sevilla en sus encuentros en el Sánchez-Pizjuán y logró su premio a los cincos minutos de encuentro en la salida de un córner tras cazar Koundé el rechace de un gran remate de Diego Carlos.
El arranque no podía haber sido mejor. Velocidad, agresividad y gol para un equipo que necesita de esto para superar su mal momento, pero todo tiene una cara b. Con el positivo en COVID19 de Bono, iba a ser Vaclik el portero titular ante los vigueses y no tardó ni diez minutos en mostrar el porqué ha dejado de ser titular. En un centro sin ningún peligro de Hugo Mallo, el checo estrella el balón en el palo al no poder atraparlo y Aspas remata a placer para poner el 1-1 y resucitar a un Celta que estaba totalmente muerto.
Diez minutos duró esa gran versión del Sevilla. El golpe psicológico que supuso el gol del de Moaña para los visitantes se convirtió en el elixir de la vida para los de Coudet. El 4-1-3-2 del técnico argentino empezó a rodar y el Celta, mágicamente, se empezaba a encontrar cómodo logrando desactivar al Sevilla FC. Tanto con balón -el punto fuerte de este equipo- como sin él a través de una gran transición defensa-ataque, los nervionenses dejaron de llegar al área con esa sensación de peligro y se sumieron en la nada más absoluta. La ausencia del centro del campo sevillista fue uno de los puntos más negativos del primer acto ya que ni Rakitic ni Jordán tuvieron peso ni en la creación ni en la destrucción.
La entrada de Sergio Escudero por el lesionado Acuña tampoco le iba a beneficiar. La inseguridad que transmiten el vallisoletano y Vaclik acaba contagiándose a la plantilla, sobre todo a la defensa, y empiezan a producirse desajustes que no tardaron mucho en llegar. Un buena combinación del Celta en la derecha atrajo a Escudero a una zona a la que no debió saltar y Aspas aprovechó el espacio en la banda para correr junto a Fernando, ganándole la partida el celtiña en la carrera, que acabaría con un mal despeje de Vaclik que aprovechó Nolito para adelantar a un Celta que por primera vez anotaba dos goles en un mismo partido.
Un Celta prácticamente ‘muerto’ y con entrenador nuevo te estaba superando en casa. El error de Vaclik fue el detonante del cambio de cara de un Sevilla que, pese a todo, logró dejar el partido en el aire en el añadido del primer acto con un gol soberbio del discutido En Nesyri, que está empeñado en silenciar cualquier crítica sobre su rendimiento a base de goles importantes.
Había que recuperar al equipo psicológicamente después del tremendo golpe que se había llevado con el 1-1. Todo fue una cadena desde el error del checo y era imperioso remontar el ánimo del equipo para una segunda mitad en la que había que mostrar una cara muy distinta, o al menos esa era la teoría. Lo complicado, en todos los aspectos de la vida, viene en la práctica.
No hubo rastro de ese Sevilla FC de los primeros diez minutos ni iba a volver a aparecer. La posesión sin peligro sólo te permite defender y ni eso. Siguió sin aparecer el centro del campo y tampoco lo hacía Navas por la derecha, por lo que el juego ofensivo nervionense fue inexistente. El Celta, sin embargo, siguió su plan y a la espalda le creaba problemas al Sevilla tanto por la el carril de Escudero como por la zona de Koundé, que volvió a pecar de tranquilidad en muchas ocasiones y estuvo a punto de costarle caro a los suyos. Ahí emergió Vaclik, que tenía que arreglar el desastre que había provocado en la primera mitad y sostuvo al equipo con varias buenas intervenciones con una a Santi Mina a bocajarro.
El partido no estaba siendo brillante ni mucho menos. Todos los buenos equipos no juegan siempre bien al fútbol, pero suelen ganar siempre. Lopetegui agitó el árbol y Munir e Idrissi acabaron teniendo protagonismo en la victoria nervionense que terminaría con un 4-2 en el marcador. El ex del AZ dejó detalles de calidad que le hacen un jugador diferente a sus compañeros con algún que otro centro peligroso y su buen uno contra uno, y Munir acabó poniéndole la guinda al pastel a la contra tras el gol de Escudero. El vallisoletano, que no ha perdido el guante que tiene en su pierna izquierda, se animó con un disparo desde la frontal que se colaría dentro de la portería de Rubén tras tocar en un futbolista celtiña, que no se lo podía creer.
Es lo que se le pide a los equipos importantes. Si hay un partido que no logras jugar bien tienes que ganarlo, y eso ha hecho el Sevilla. Los cambios de Lopetegui, por enésima vez, le dieron la segunda victoria consecutiva en LaLiga, pero no debe de olvidar lo que ha pasado hoy. El Krasnodar espera en Rusia.
FICHA TÉCNICA
Once del Sevilla FC: Vaclik; Navas, Koundé, Diego Carlos, Acuña; Fernando, Jordán (80′, Óscar Rodríguez), Rakitic; Ocampos (80′, Idrissi), Óliver Torres y En Nesyri.
Once del Celta: Rubén; Hugo Mallo, Aidoo, Murillo, Olaza; Tapia, Brais Méndez, Denis Suárez; Nolito, Iago Aspas y Santi Mina.
Goles: 1-0 (5′, Koundé), 1-1 (9′, Aspas), 1-2 (35′, Nolito), 2-2 (45+2′, En Nesyri), 3-2 (85′, Escudero), 4-2 (86′, Munir).
Arbitraje: Soto Grado (Comité Riojano). Fueron amonestados Navas y Escudero en el Sevilla FC. La vieron en el Celta Denis Suárez y Hugo Mallo.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 10 de LaLiga disputado en el Ramón Sánchez-Pizjuán entre Sevilla y Celta.