La andadura del Sevilla FC en la UEFA Champions League comienza este próximo martes ante el rival más incómodo del grupo, el Chelsea, y en su feudo, Stanford Bridge. Una prueba de auténtico fuego para el equipo de Lopetegui que tendrá delante a un equipo totalmente diferente al que se ha visto en temporadas pasadas.
Siendo el particular ‘Ave Fénix’ del fútbol europeo, merced de las ‘inyecciones’ económicas del archiconocido Román Abramóvich, esta campaña comienza siendo un referente a lo que se espera de un gran club, una mezcla de veteranía consolidada junto a una camada de jóvenes jugadores que darán mucho que hablar en el próximo lustro. Un equipo que es una auténtica revolución. Y es que su entrenador, Frank Lampard, con galones más que veteranía, se pone al frente en su segunda temporada en el club tras un cuarto puesto en la Premier League el año pasado, y un paso por la máxima competición europea muy convulso, con la eliminación en octavos de final ante el Bayern de Munich (7-1 Global).
Un equipo hecho a medida
Y es que el entrenador londinense no ha escatimado en peticiones para esta temporada, y casi todas, por no decir todas, han sido concedidas. En la portería, y con las dudas que el español Kepa estaba suscitando (la última el pasado fin de semana ante el Southampton y con ayuda del central Zouma), el equipo inglés ha fichado a Edouard Mendy, un gran portero ex del Rennes (también rival del Sevilla FC) y que puede ser titular este martes.
Mientras que, en la defensa, la principal incorporación de esta temporada ha sido la de Ben Chilwell, jovencísimo lateral izquierdo que procede del Leicester y que fue una de las sensaciones de la pasada Premier. Junto a él, seguramente formarán el incansable Azpilicueta por la derecha, mientras que en el centro de la zaga tanto Kurt Zouma como Andreas Christensen formarán la dupla de centrales.
En el centro del campo, como ocurría el año pasado con Banega en el Sevilla FC, el Chelsea tiene un fijo, Jorge Luiz Frello, más conocido como Jorginho. Es el hombre destinado a centralizar el juego. El brasileño con nacionalidad italiana, es tan fijo para Lampard que ha modificado el esquema de juego para que esté a su antojo. Desde que cambió del 4-3-3 del año pasado al 4-2-3-1, los ‘blues’ juegan de un estilo más directo y más combinativo. A su lado estará seguramente el francés N’Golo Kanté, aunque no se puede dejar sin posibilidades a Mateo Kovacic. El croata ha ido de más a menos con el Chelsea, pero Lampard quiere recuperar su mejor versión lo antes posible.
Especial atención a la segunda línea ofensiva del Chelsea. A la sorpresa de la pasada campaña de Mason Mount, que será titular, hay que sumarle la presencia de Kai Havertz, el joven alemán por el que han pagado 81 millones de euros este verano (y con COVID), así como la del norteamericano Christian Pulisic. Los tres harán de escuderos de uno de los delanteros centro más prometedores del panorama internacional, Timo Werner. Su rapidez, fortaleza y golpeo de balón lo hacen sumamente peligroso. Sus dos goles ante el Southampton son su tarjeta de presentación.
No obstante, alguno de estos cuatro últimos jugadores podría empezar en el banquillo. La calidad del Chelsea 20/21 va más allá de once nombres. Hay que tener en cuenta a Tammy Abraham, joven espigado delantero que supera el metro noventa, que recuerda a Drogba según sus movimientos; al extremo Hudson-Odoi, ágil, veloz y con la posibilidad de desborde que todo equipo querría; o a Hakim Ziyech, el que fuera sensación del Ajax por su desparpajo y calidad de cara a gol.
Si el equipo inglés sabe controlar los egos de sus estrellas podemos estar viendo los mimbres de un conjunto que puede “gobernar” en Inglaterra si la calidad de sus jugadores aumenta tal y como dicen los expertos, así cómo si termina siendo más un equipo, que la calidad individual de sus mejores jóvenes.
Verticalidad y fortaleza
Todo el equipo de analistas del staff de Lopetegui sabrá de la importancia que tendrá en los próximos 90 de minutos de tener el control en tres facetas. La primera, en tapar las líneas de pase de Jorginho para que el juego hacia la zona de 3/4 de terreno sevillista no sea fluida.
La segunda, el control del juego aéreo. A balón parado, el Chelsea, es un equipo notable, y en cualquier falta al borde del área puede ser una ocasión de gol para el rival. Tanto sus centrales, Zouma sobre todo, como Timo Werner o Abraham, son rematadores de cabeza que marcan con facilidad.
Y la última, el ritmo del juego. Las idas y venidas, y los ‘correcalles’ no beneficiarán a nuestro juego. Es por ello que los pupilos del Lopetegui deberán temporalizar cada fase del partido en todo momento. Esto no quiere decir que el equipo salga atrás, esperando llegar su oportunidad. El técnico sevillista no es partidario de estas tácticas, pero habrá que ver cómo va evolucionando el partido.