El verano de 2017 será recordado por el presidente del Sevilla FC, José Castro, como uno de los mayores patinazos en su trayectoria al frente de la entidad. Los focos de todo el país apuntaron a la capital andaluza al ver que se producía uno de los fichajes más polémicos del fútbol español. De una salida cantada a una huída de extranjis a la sede de La Liga, pasando por una renovación anunciada a bombo y platillo y terminando por encuentros en los juzgados. Así es, el “Caso Vitolo” tiene todos los ingredientes para producir una miniserie de éxito. Para entender todo lo que ocurrió procederemos al repaso cronológico de una historia que todo el sevillismo recuerda.
¿Qué es el “Caso Vitolo”?
El Sevilla de la primera etapa con Sampaoli cierra el curso con buena nota, de más a menos, pero en el cuarto puesto de la tabla y con 72 puntos en el casillero. Entre los jugadores más relevantes destaca el canario Víctor Machín, “Vitolo”, un ídolo para la afición. El rendimiento de las cuatro temporadas como sevillista y su debut como internacional con España eran sinónimo de venta gorda para ese mercado estival. El jugador, de 27 años, llamó la atención de muchos equipos europeos, aunque el más interesado y que finalmente se llevó el gato al agua fue el Atlético de Madrid. Sin embargo, no todo sería tan sencillo, pues recordemos que por aquel entonces la FIFA, que vio irregularidades en 54 de los 183 fichajes de menores investigados y 11 de ellos catalogados como infracciones graves, impuso una sanción al Atlético de Madrid que le impedía inscribir jugadores por dos ventanas de fichajes.
El club madrileño, con el objetivo de convencer al futbolista, planifica una hoja de rutas para evitar la inactividad desde el inicio de temporada hasta el 1 de enero, fecha en la que se cierra el mercado invernal. Por ello, acuerda con la UD Las Palmas la cesión de Vitolo por seis meses y la incorporación al Atlético de Madrid para la segunda mitad de la temporada. Con todo bajo control, sólo faltaba el paso más difícil, llegar a un acuerdo con un Sevilla FC que rápidamente se ciñó a la cláusula de rescisión.
Días antes de la catástrofe, el Sevilla FC se pone manos a la obra para renovar a Vitolo hasta 2022, con subida de sueldo y, lo más importante, aumento de la cláusula hasta los 50 millones de euros. No obstante, la información de la prensa el domingo 9 de julio era otra, ya que aseguraban que, aunque en un principio el Atlético de Madrid no quería pagar la cláusula, las posturas se acercaban.
Para la sorpresa de muchos, el lunes 10 de julio, en la presentación de un viejo conocido como era Éver Banega, y de Guido Pizarro, el presidente del Sevilla FC, José Castro, suelta la bomba: Vitolo renovaba con el Sevilla FC por las próximas cinco temporadas.
“Vitolo va a vestir la próxima temporada la camiseta blanca y roja del Sevilla FC. Por tanto, las próximas cinco temporadas, Vitolo será jugador del Sevilla FC. Solo podemos decir que estamos enormemente contentos de haber llegado a ese acuerdo y que no se nos olvide que Vitolo es uno de los nuestros. Es uno de los artífices de los títulos que hemos logrado. Es uno de los capitanes de esta entidad, es un jugador que lo da todo en el campo y sólo podemos tener palabras de elogio con él. Durante mucho tiempo, mucha gente ha hablado y el Sevilla FC no ha hablado nada absolutamente. En vez de hablar, hemos actuado, y a día de hoy, reitero que Vitolo será jugador del Sevilla para las próximas cinco temporadas”.
José Castro, presidente del Sevilla FC.
La misma noche del anuncio de su renovación, Simeone llama a Vitolo, le presenta una jugosa oferta y le pinta una situación que, más tarde, no ocurrió. 5 millones de euros anuales, invitación a reconsiderar su futuro y el papel que tendría en el equipo.
Aquel día, Nico Pareja había recogido en el aeropuerto de San Pablo a su compañero y amigo Vitolo, con el mensaje de todo iba por buen camino y que se quedaba:
“Tenía entendido que se iba a quedar, por eso fui. Si un amigo te llama y te dice que se queda… Era una alegría, no sólo porque es amigo, sino porque era un jugador que creía importante para esta temporada. Pero esto es fútbol. Nos quedamos todos un poco sorprendidos, yo mismo estaba convencido de que se iba a quedar. Si hubiera sabido que la negociación seguía, no me hubiera expuesto a ir a buscarlo. Pero cuando un amigo te dice que todo está encaminado para que su continuidad ocurra, la alegría te desborda… y resulta que al otro día me levanto con la noticia de que no se cerraba”.
Al día siguiente, ese martes 11 de julio, el jugador viaja a Madrid en un avión privado junto a su padre y su representante para cerrar su fichaje con el Atlético de Madrid y abonar al día siguiente, junto con dirigentes del club canario ,el pago de la cláusula por valor de 35.8 millones de euros y su vinculación hasta enero con la UD Las Palmas. Ante esta situación en la que la imagen del club y la del presidente habían quedado manchadas, el club lleva a cabo una reunión del Consejo para decidir que pasos tomar y, el 11 de septiembre, anuncia que tomaría medidas legales.
El Sevilla FC, siguiendo las pautas del abogado Juan de Dios Crespo -especialista en Derecho Deportivo y muy reputado en el sector-, decidió abrir litigios contra el propio jugador, su padre, sus agentes, el Atlético de Madrid y presentar alegaciones respecto al pago que le exigía el equipo canario.
El Sevilla presenta unos mensajes de Whatsapp y correos electrónicos que se enviaron entre club, representante y jugador. En esos cruces de mensajes, tanto el padre como el representante aceptaron las condiciones puestas por el Sevilla, por lo que la negociación se concluía a falta de la firma. Estos mensajes se consideran suficientes para demostrar la conformidad de las partes con el acuerdo, habiendo precedentes que terminaron siendo suficientes para asentar el contrato y sin necesidad de estampar la firma del jugador. A diferencia de los acuerdos verbales, con las pruebas que presentaba el Sevilla se demostraba la existencia de la negociación, por lo que tendría total validez.
Según firmaba el comunicado oficial del Sevilla FC publicado el 11 de septiembre de 2017, “el órgano rector del Sevilla FC considera, tras el estudio elaborado por los expertos a los que ha consultado la entidad, que hay suficientes argumentos legales para hacer valer el acuerdo de renovación alcanzado con el jugador, por lo que demandará a todas las partes en defensa de sus intereses y de su imagen”.
Contra el jugador se inició un proceso judicial, una demanda interpuesta en el Centro de Mediación, Arbitrajes y Conciliación de la Junta de Andalucía, en el que se solicitaban 13.3 millones de euros, correspondientes a la diferencia entre la cláusula que fue depositada y la suma pactada en la renovación, unos 50 millones de euros. La indemnización se acordó de buena fe en que el jugador pagaría 2.5 millones al Sevilla FC con el objetivo de poner fin a una situación nada apetecible para ninguna de las partes.
Mientras tanto, la UD Las Palmas llevó a los tribunales al club hispalense, ya que en el traspaso de Vitolo al Sevilla FC, producido el verano de 2013 y por valor de 5.2 millones de euros, se incluyó un 12.5% de la plusvalía neta que generase el jugador en una futura venta.
Mientras que el Sevilla FC se agarró a que la venta de Vitolo no fue un traspaso y sí el pago de una indemnización por resolución unilateral de contrato, el letrado Mario Resino, perteneciente al equipo de Kpmg que defendió a la entidad canaria alegó que dicha cláusula fue acordada sin establecer que fuera efectiva únicamente en caso de traspaso, sino en cualesquiera de las fórmulas por las que el Sevilla obtuviera beneficio por Vitolo. Ante esto, el presidente Miguel Ángel Ramírez rogó la mediación de LaLiga en el caso y advirtió que, de no haber acuerdo, llevaría al Sevilla FC ante la FIFA.
Finalmente, el Tribunal Arbitral de Fútbol condenó al Sevilla a pagar la cantidad de 4.1 millones de euros más impuestos correspondientes e intereses, ya que Las Palmas solicitó el pago correspondiente a dicho porcentaje el 19 de julio de 2017 vía e-mail y no obtuvo respuesta, causando esto un perjuicio en la entidad.