No le están yendo bien las cosas al Papu Gómez desde que el 26 de enero se confirmara su fichaje por el Sevilla. La brújula de la Atalanta recalaba en LaLiga en busca de volver a contar con la confianza del entrenador y con la intención de demostrar esa versión que exhibió en la Serie A y que tanto necesitaba el cuadro nervionense ante su escaso juego interior.
El talento es incuestionable. La calidad que atesora el argentino está al alcance de muy pocos futbolistas en el mundo y los datos están ahí. Superando la decena de goles y asistencias por temporada, siendo uno de los futbolistas más regateadores del panorama europeo y una de las principales atracciones del Calcio, la figura de Alejandro Darío Gómez es la de un referente y un líder. Por lo que aporta dentro del campo y fuera de él como vimos casi desde el primer día, el Papu está llamado a ser importantísimo en el Sevilla FC.
¿Por qué no está siendo tan determinante como se presuponía? Es la pregunta que nos hacemos cuando vemos al argentino sobre el campo y lo cierto es que tiene fácil solución, compleja pero la tiene. A veces las expectativas nublan la realidad.
En la posición en la que mejor se ha movido en su carrera el de Buenos Aires ha sido la de mediapunta. El carril del ’10’ es donde mejor puede desenvolverse un futbolista de sus cualidades. La ausencia de esa posición en el Sevilla y obligarle, al igual que a Suso pero salvando las diferencias, a partir desde un costado para aparecer por dentro encorseta, y de qué manera, a un jugador que necesita estar en posiciones interiores para deslumbrar.
El 4-3-3 de Lopetegui ha sido un tema a debatir desde que el técnico vasco llegara a Nervión la temporada pasada. El sistema no potencia del todo a futbolistas de un perfil tan marcado como el del argentino. La ausencia de un futbolista por detrás del delantero que sepa capaz de superar rivales en conducción y encontrar a los extremos atacando los espacios es el principal mal de este auténtico equipazo que es el Sevilla FC. Nada en esta vida es perfecto.
Está claro que la ilusión en un futbolista de semejante calibre está ahí. El sevillismo quiere ver buen fútbol y sabe que el argentino es un auténtico genio, pero como en todo equipo que se precie debe primar el colectivo. No es una cuestión de adaptarse a un futbolista tan específico como el Papu, pero la tarea de Lopetegui es la de formar un nuevo ecosistema donde se potencia al argentino sin perder la competitividad y la fortaleza que atesora el conjunto hispalense. Introducir a un futbolista de semejante perfil es una plantilla donde el físico y el esfuerzo son innegociables no es tarea fácil, pero para eso están los profesionales de esto.
No es necesario un sistema de tres centrales para darle el contexto que necesita. Aunque el Papu se haya movido mejor en ese sistema, el mismo 4-2-3-1 que alineó ante el Borussia o ante el Betis le puede servir si logra encajar bien las piezas y asignar una serie de roles muy específicos. Pese a que en el fútbol español se está perdiendo la figura del enganche o mediapunta clásico porque todo se basa en el físico y no en el talento, el Sevilla tiene la oportunidad de ser el abanderado de la revolución táctica que tanto necesita España porque tiene piezas de sobra para ello.
La paciencia es la madre de la ciencia, o eso dicen. Para que un experimento salga bien hay que hacer muchas probaturas, dedicarle mucho esfuerzo y fallar mientras más veces mejor. Con Suso, al comienzo, ya hubo críticas porque tardó en arrancar. Esta temporada no hay -ni puede haberlas- voces críticas con el sanluqueño. A Alejandro Darío Gómez le pasará exactamente lo mismo.