El encuentro fue simplemente una locura. Cuatro penaltis, tres de ellos para el Salzburgo y dos fallidos. Youssef En-Nesyri expulsado por la peor simulación que jamás haya visto, dos de las ¡diez tarjetas amarillas! fueron suyas y todo eso en medio de un empate 1-1 completamente entretenido.
Hora y media antes del encuentro salían las alineaciones, en el cual, Lopetegui, lejos de ser disruptivo, decidió sacar a su guardia pretoriana, salvo por ritmo competitivo a Ocampos, quien se quedaba en el banquillo, teniendo como consecuencia a un “Papu” Gómez que volvía la banda izquierda, donde en ninguna de sus actuaciones, partiendo desde el costado, no ha sido el jugador diferencial que merece y necesitan los rojiblancos.
El equipo centroeuropeo, como es de costumbre, alternando esquemas, partiendo de inicio con 1-4-4-2 en rombo.
Empezó el encuentro en un ritmo habitual, como les gusta a los de Lopetegui, dominando tanto el esférico como el encuentro. Fue todo un espejismo, pues en poco tiempo empezaron a florecer las transiciones del Salzburgo. Un ritmo de tal vértigo, al que no están acostumbrados los jugadores del Sevilla -y de LaLiga, y sufrieron las consecuencias, llegando tardes a las acciones decisivas, como esa entrada mal temporizada de Diego Carlos, una más, que en Europa se transforma, y que provocó el primer penalti (fallado) del encuentro.
Persecución individual de los austriacos, ahogando la salida de balón de los de Lopetegui, incapaces de mantener la pelota durante algo más de veinte segundos, toda una desgracia para la forma de juego de los sevillistas, que en situaciones así, se resquebraja el sistema y juego de Lopetegui.
La falta de rodaje también podía tener bastante que ver con ello. Ante un Salzburg que ataca muy diferente a los equipos de LaLiga, sumado a la impotencia y la imprecisión, la imagen del partido era dantesca. Aún así, para los intereses del Sevilla, con hasta tres penaltis en contra (y uno a favor) y unos locales muy superados en cuanto a compás, 1-1 fue un resultado ideal al final de los primeros 45 minutos.
Tras el descanso, Lopetegui ajustó, ofreciendo mayor trabajo en banda con Ocampos y fortaleciendo con Delaney, en detrimento de Jordán, quien junto a Rakitic, siempre estuvieron superados en transición ofensiva y defensiva. Rápidamente, tuvo que adaptarse a las necesidades del equipo y del encuentro, porque En-Nesyri vió la segunda amarilla por simulación. Y los sevillistas se atrincheraron, a partir de ahí, en su área, dando la posesión al Salzburgo y generando oportunidades a través de sus dos hombres más adelantados, Rafa Mir, Lamela y Ocampos. Uno de los más incisivos fue Lamela, quien ganaba metros al bloque hispalense y acechaba con continuidad el área rival. Estaba cambiando el partido con su técnica individual.
La mejor ocasión para el Sevilla FC. En el 78′, Acuña la puso al centro del área austríaca y Lamela, de cabeza, mandó el esférico fuera, rozando el palo con Köhn, totalmente batido. Terminó el Sevilla cómodo, defendiendo en su propia área y un Salzburg, que en ataque posicional, fue incapaz de superar el bloque rojiblanco. Sin transiciones, los austriacos, salvo los minutos finales por pura acumulación, no consiguieron encadenar ataques de peligro. El sevillista debe salir contento del encuentro, pues tal y como sucedieron los acontecimientos, con uno menos durante unos 40 minutos y 3 penaltis en contra, nada más que queda agradecer, que el ritmo que dominó al Sevilla -hasta la expulsión- no se fructificara en goles y en posterior derrota.
Ficha Técnica
Once del Sevilla FC: Bounou, Navas, Diego Carlos, Koundé, Acuña; Fernando, Jordán (Delaney), Rakitic (Rafa Mir); Suso (Ocampos), Papu Gómez (Lamela) y En-Nesyri.
Once del Red Bull Salzburg: Kohn; Kristense, Solet, Wöber, Ulmer; Aaronson, Camara, Sucic, Selwald; Sesko y Adeyemi
Goles: 0-1 (Susic, 22′); 1-1 (Rakitic, 42′)
Árbitro: