La victoria del Sevilla FC ante el Granada (4-2) debe servir para que se expliquen muchas cosas. El protocolo del VAR, otra vez pisoteado y usado en beneficio de los de siempre; el criterio de los penaltis, con dos claros en favor del Sevilla no señalados; y el por qué de la insistencia de En Nesyri y Ocampos cuando está visto y demostrado que empeoran las prestaciones del resto de sus compañeros.
Lopetegui tenía que ganar al Granada por lo civil o por lo criminal. Desde el 27 de febrero, ante el Betis, el Sevilla no ganaba en liga. La distancia con Atlético de Madrid y Barça perdida, fuera de toda competición europea y transmitiendo, pese a las bajas, las sensaciones más negativas desde que pisa el área técnica del Sánchez-Pizjuán. Salió con una especie de 4-4-2 con Martial como ‘enganche’, jugando mucho de espaldas y con movilidad por todo el campo, pero cuando los sistemas no se trabajan te la acaban liando. En el minuto 22, con el equipo intentando acercarse al área de Luis Maximiano, una falta de Diego Carlos tras posterior ley de la ventaja acabó con un derechazo inalcanzable para Bono de Machís, que abría el marcador en favor del Granada. Las orejas se empezaron a poner tiesas en el graderío sevillista.
Haciendo referencia al titular de la crónica, Lopetegui debería explicar por qué insiste de esa manera con En Nesyri y con Ocampos. El primero se hinchó la pasada campaña, pero en esta ha explotado. Lastra al equipo, le quita zonas a Martial y al no ejercer esa presión tras pérdida tan característica de los dos primeros años se te queda en nada. Con Ocampos, a pesar de marcar el segundo, es aún más grave. Bastó con que Lopetegui lo cambiara de banda, situara a Tecatito en la derecha y empezaran a llegar las ocasiones por parte de Navas. Es más, el palaciego le puso un balón medido a Diego Carlos para que igualara el encuentro en torno a la media hora de encuentro tras una jugada ensayada.
Tras el paso por vestuarios y el más que claro y obvio cambio de En Nesyri por Lamela, el Sevilla siguió en el mismo plan que antes del descanso. El asedio sevillista se hacía notar, pero faltaba esa chispa, ese toque de genialidad para introducir la pelota en el arco de Luis Maximiano. Un pase de Diego Carlos de fantasía a la espalda de la defensa encontró a Tecatito, que se la dejó a Ocampos para marcar. Ortiz Arias anuló el gol a instancias de su asistente y el argentino, camino de salir del terreno de juego al ser sustituido, acabó celebrando el gol tras tirar las líneas en el VAR.
Con Lamela, Papu Gómez y poco más tarde Óliver Torres, los nervionenses mostraron su mejor versión en ataque desde hace muchos meses. El talento, cuando se une y se encaja, es imparable. Si el argentino ‘chiquito’ no se hubiese lesionado en el derbi…
La otra cuestión que me tienen que explicar a mí, como trabajador y aficionado al fútbol, es lo que ocurrió en el minuto 75 de partido. Ortiz Arias da gol de Rafa Mir, que en una jugada posterior hace falta sobre un defensor que el madrileño no aprecia en directo. Lo llaman desde el VAR al monitor, le ponen la acción de la falta y anula el gol. Un árbitro español, el 8 de abril de 2022, anuló un gol a un equipo de LaLiga porque no hizo bien su trabajo al no ver la acción punible, que correspondía a otra jugada y no a la de la acción del gol. Para dejar de ver este infame deporte, gobernado por los de siempre con los lacayos de siempre. Los señores feudales y la servidumbre jamás se fueron.
A Torrecilla, técnico del Granada, no le quedaba nada que perder y echó al equipo con todo arriba. El Sevilla es vulnerable en estos momentos, tanto física como psicológicamente, y los nazaríes lo aprovecharon. Uzuri la mandó al palo, Bono le sacó una mano abajo a Arezo y Víctor Díaz, en el córner tras esa parada del marroquí, puso el empate en el 88′. El percal era curioso, más si cabe cuando te han mangado.
Herir a una bestia rodeada de su manada no es lo mejor que puedes hacer. Ortiz Arias lo hizo, y el Sánchez-Pizjuán empujó a su equipo con todo lo que tenía. No le querían que ganese ni por lo civil ni por lo criminal, pero el coraje de este grupo, sumido en una plaga de lesiones cuasi comparable a la de la mal llamada gripe ‘española’, hizo que fuese imposible frenarlo. Rafa Mir puso el tercero en el 93′ y Papu Gómez, a placer, el cuarto en el 99′ para aferrarse a sus escasas posibilidades de ser segundo. Con el ‘chiquitito’ y el Sánchez-Pizjuán a rebosar no se juega.
FICHA TÉCNICA
Once del Sevilla FC: Bono, Jesús Navas, Koundé, Diego Carlos (79′, Gudelj), Augustinsson, Jordán, Rakitic, Tecatito (84′, Óliver Torres), Ocampos (67′, Rafa Mir), Martial (67′, Papu Gómez) y En-Nesyri (46′, Lamela).
Once del Granada CF: Maximiano, Víctor Díaz, Duarte (71′, Quini), Torrente (15′, Germán), Escudero (83′, Molina), Eteki (83′, Soro), Milla, Petrovic, Uzumi, Machís (71′, Arezo) y Luis Suárez.
Goles: 0-1 (Machís, 22′), 1-1 (Diego Carlos, 31′), 2-1 (Ocampos, 66′), 2-2 (Víctor Díaz, 88′), 3-2 (Rafa Mir, 93′) 4-2 (Papu Gómez, 97′).