La lesión de Ocampos, además del rifirrafe entre Lopetegui y Bordalás y la actuación de Martínez Munuera, acaparó casi todos los focos del Sevilla FC 3-0 Getafe CF. El argentino, tras la entrada de Djené, notó que algo no iba a bien y la reacción del de Quilmes apuntaba a que la lesión era de gravedad. Su retirada en camilla con lágrimas en los ojos y su posterior traslado al hospital alimentaban aún más las sospechas de que uno de los futbolistas más importantes de la plantilla iba a estar fuera varios encuentros.
Tras descartar en primera instancia una lesión ósea, las exploraciones que se le realizaron una vez se redujo la hinchazón de su tobillo izquierdo han revelado que la lesión de Ocampos se trata de un esguince de segundo grado de la sindesmosis anterior y del ligamento peroneo calcáneo, una dolencia que necesita de un mínimo de entre tres y seis semanas de reposo para volver a la normalidad. En el caso de un deportista profesional y dependiendo de su evolución, el argentino podría estar unos dos meses alejado de los terrenos de juego como máximo.
La lesión llega en el peor momento de la temporada para el ex del Marsella
El varapalo de perder a un futbolista capital es mayúsculo para Lopetegui, pero perderlo en el mes que va a marcar tu devenir en dos de las tres competiciones en las que está inmerso el Sevilla FC es aún más duro. La lesión de Ocampos le hará perderse las semifinales de Copa ante el FC Barcelona, la eliminatoria de octavos de final de Liga de Campeones ante el Borussia Dortmund y encuentros como el de los culés en liga, el derbi ante el Real Betis en el Sánchez-Pizjuán.
Con cuatro goles y las mismas asistencias en los 21 encuentros disputados, Ocampos estaba logrando recuperar su olfato goleador y su rendimiento iba en aumento en las últimas semanas. Lopetegui tiene que encontrarle sustituto con celeridad ante las trascendencia de los partidos que están a la vuelta de la esquina.