A pesar de la vorágine de pesimismo que reina en Nervión, la máxima competición continental vuelve a Sevilla. Ni más ni menos que de la mano del Manchester City. Uno de los equipos más importantes del mundo, liderado por Pep Guardiola y su flamante fichaje Erling Haaland, que será el encargado de poner a prueba las debilidades de los de Julen Lopetegui.
La abultada y previsible derrota ante el FC Barcelona trajo consigo aún más oscuridad a la situación que se vive en la entidad. Ahora ya no solo se mira al banquillo, sino al palco. A escasas semanas de la Junta General de Accionistas, el cargo del entrenador pende de un hilo al mismo tiempo que cada vez son más los que piden responsabilidades a los de arriba.
Entre lesiones, derrotas y desgracias varias, bien se podría considerar un lujo vivir encuentros de la dimensión del de este noche. Pues son los que dan la perspectiva de dónde se estuvo hace no mucho. Los de Pep Guardiola llegan invictos a Nervión tras un gran arranque liguero, acumulando cuatro victorias, dos empates y la friolera de veinte goles a favor.
El técnico catalán cuenta con una plantilla mejorada tras el mercado estival. Además de Erling Haaland, llegaron Kalvin Phillips, Julián Álvarez y Stefan Ortega. Se dice pronto. Sin embargo, reniega de apoyarse “únicamente en Haaland” a la hora de analizar su plantilla, afirmando que si ganan no lo harán “solo por él“. El entrenador no podrá contar esta noche con João Cancelo ni John Stones, bajas por lesión.
Por su parte, Julen Lopetegui definió a Guardiola como “el mejor entrenador del mundo”. Cumplido que fue devuelto por el ex del FC Barcelona, que alabó “la historia que el Sevilla tiene en Europa”. En la lista de convocados sevillista destaca el estreno de Januzaj tras su fichaje in extremis. Sorprende la ausencia de Óliver Torres, uno de los futbolistas más destacados de la pretemporada y del encuentro en Almería, que junto a Jesús Corona se ha quedado sin ficha para disputar la competición.
El recuerdo de Haaland aún queda reciente. Y es que no son muchos los meses que han pasado desde que el noruego, con la camiseta del Borussia Dortmund, terminara con las aspiraciones de los sevillistas en octavos de final de la misma competición. A pesar de la derrota, no hay que olvidar que hace poco más de un año se vivía uno de los mejores momentos de la historia reciente rojiblanca. Historia que ahora se tambalea.
El runrún se ha instalado en el ambiente para quedarse. A la espera de soluciones, la competición sigue adelante. Aunque, eso sí, siempre es mejor pasar una mala racha jugando este tipo de partidos entre semana. La afición sevillista tendrá que aprender a vivir en el caos. Caos al que ahora se unen las estrellas en una de esas noches que nublan todo pesimismo hasta el pitido final.