Molestar. Según la Real Academia de la lengua española, en su primera acepción, significa “causar fastidio o malestar a alguien”. El segundo sentido de la palabra es “impedir u obstaculizar algo” y la tercera, “ofender, enfadar ligeramente”. Cualquiera de ellas me vale para expresar lo que el Sevilla FC está haciendo en los últimos años y concretamente, esta temporada. El objetivo del club hispalense no es el de ganar una liga, eso es para los superequipos que visten de Prada, el objetivo, a día de hoy, es el de causar fastidio, el de obstaculizar, el de enfadar a los otros ligeramente. Objetivo cumplido.
Las palabras de Ramón Rodríguez Verdejo [espera un segundo que me pongo de pie, como diría mi admirado Víctor Fernández], tras finalizar el partido ante el Ahtletic Club van en ese camino. “A seguir molestando”, dijo el Capitán Veneno del sevillismo. “Los mediocres sólo pueden conseguir algo de gloria viendo hundido a los demás”, finalizó su mensaje parafraseando al Capitán Veneno del cielo, haciendo uso de una letra que comienza diciendo “Antes de que nadie vaya a hacerte un lío, quiero que sepas mi historia, pa no confundir tu nombre con el mío”. Molestar. Eso es lo que hace Monchi cuando intenta inyectar esa pasión que solo él sabe transmitir a través de las redes sociales, pero si hay algo que se le puede escapar al León de San Fernando, y mira que es extraño que algo se le escape, es el sentimiento de alusión, y eso, también molesta. “Y esa mancha de pringaos, mira tú con quién ha dao”, continúa el pasodoble de Los Príncipes del autor gaditano.
Ya está, se acabó. Este año, la liga la levantará otro, pero el corazón del sevillismo “seguirá palpitando de esa manera canalla, que rompe y estalla, igual que un cañon”. Los mensajes de Monchi, al ritmo de comparsa, van dirigidos al sevillismo. A nadie más. Él no piensa en nada más que en engorilar a los suyos, en transmitirle más pasión, más casta y más coraje, a través de dosis de veneno. Ya está, se acabó. El Sevilla FC no será campeón, pero sí ha ganado. Ha molestado más que nunca, y lo seguirá haciendo. Como diría el Capitán Veneno, me vale cualquiera de los dos, “Y mira si lo que te acabo de contar, fue más bonito y más tremendo, que ganar esa final, y más divino y celestial…”.