Envueltos en una espiral de infortunios a la que poco se puede achacar a la suerte, mantener la plaza para poder disputar la máxima competición se convierte en el objetivo realista de una temporada ya sin mayores fantasías.
Figuras y responsabilidades
Después de unas expectativas tan altas, quién diría que la ilusión terminaría en marzo. Una posible machada en LaLiga o una esperada reedición de la UEFA Europa League como anfitrión se desvanecieron en un abrir y cerrar de ojos. Y es que así, en un suspiro, es como la temporada ha terminado dando un giro radical hasta terminar cuestionando el futuro de un proyecto con Julen Lopetegui al frente de los mandos.
El escenario menos adecuado
Si hay un sitio poco apto para una redención rojiblanca, ese es Barcelona. Porque, estadísticamente, no son pocos los precedentes en los que el esfuerzo local no tuvo que ser muy grande para llevarse la victoria. Es más, hay que remontarse hasta el año 2002 para poder encontrar la última victoria sevillista en territorio culé. Se dice pronto. Más aún, después de tantos años compitiendo al más alto nivel. Ahora, es el equipo más en forma del campeonato el que recibe a un conjunto con ganas de redimirse. Dinámicas contrapuestas que se pondrán a prueba.