La historia de Franco ‘Mudo’ Vázquez en el Sevilla ha sido una historia de momentos. Nunca ha sido un futbolista regular y eso le ha hecho ganarse muchas críticas por parte del sevillismo. Con una calidad fuera de toda duda, el de Tanti afronta la última temporada de su contrato sin apenas protagonismo, dejando actuaciones que no van acordes a su calidad y sin aprovechar las continuas oportunidades que le da Lopetegui.
Su actuación San Mamés fue decepcionante, así como en las otras seis ocasiones que ha saltado al campo esta temporada. Con la clara premisa de mantener el esférico el mayor tiempo posible y jugarlo con criterio, el ‘Mudo’ volvió a quedarse callado. No se mostraba, no lograba tener la pelota y aportó absolutamente nada al equipo. Esta situación se lleva produciendo desde la vuelta al fútbol por el parón por Coronavirus y el actual estado del argentino no le da para ser ni un revulsivo de calidad para los nervionenses.
El caso es que Franco Vázquez, un futbolista que no tenía -a priori- lo necesario para ser importante para Lopetegui, logró ser decisivo en un tramo de la temporada pasada. Concretamente, fue titular en tres de los seis partidos de la fase grupos de la Europa League, anotando dos goles y repartiendo una asistencia. También tuvo un buen arranque liguero, donde anotó tres goles en los primeros doce encuentros partiendo, en casi todos, desde el banquillo. Tras el confinamiento, sin embargo, sus actuaciones comenzaron a tener un impacto nulo tanto en liga como en la fase final de la Europa League, donde disputó tan sólo 24 minutos en 4 partidos.
Cierto es que el 4-3-3 casi inamovible de Lopetegui no le permite demostrar lo que sabe hacer, pero su rendimiento viene cayendo en picado desde la temporada pasada. Lejos ha quedado ese Mudo Vázquez protagonista, que tiraba del carro en varios momentos de la temporada y que acababa la temporada con una cifra considerable de goles y asistencias para un mediapunta sin escatimar en trabajo. Desde el Mudo más ofensivo con Sampaoli hasta el que partía junto a Banega en el doble pivote en la etapa de Pablo Machín, es un futbolista que, si hubiera querido, podría haber llegado donde él mismo quisiera.
Este comienzo de temporada no es esperanzador para él. Cuatro partidos y tan sólo 46 minutos disputados, sin ninguna trascendencia en el encuentro y totalmente perdido sobre el césped. El encuentro ante el Athletic, sin ir más lejos, fue una radiografía del actual nivel del argentino. Un futbolista que entra desde el banquillo debe ofrecerse, liberar de balón a sus compañeros y hacerlos jugar al estar muchísimo más fresco. Su participación fue la nada más absoluta.
No tiene la culpa el Mudo Vázquez, ni mucho menos, del mal momento que viven los sevillistas, pero no está ofreciendo lo que debe de ofrecer un futbolista de su nivel. Lopetegui sigue insistiendo en él porque tiene unas cualidades para jugar al fútbol innatas y sabe lo que le puede dar al equipo si logra recuperarlo, pero las oportunidades se van desvaneciendo. Siempre lo ha tenido en su mano y lo sigue teniendo en la que va a ser, casi con toda seguridad, su última temporada en Nervión. Todos, por el bien del Sevilla, esperamos el último tango de Franco Vázquez.