Si hay una posición en el fútbol en el que el aspecto psicológico es prácticamente determinante ese es el de portero. El dicho de que ‘están hechos de otra pasta’ es totalmente cierto. No sólo porque son los que más daño físico pueden producirse durante los 90 minutos que dura un partido, sino porque el aspecto mental cobra una relevancia que no logra alcanzar en otra demarcación. El guardameta convive con el fracaso durante toda su carrera y es un aspecto que debe ser enseñado en las escuelas de fútbol. Es el último bastión en el campo de batalla, el que debe de rendir siempre al cien por cien.
En clave Sevilla FC, que Bono le haya arrebatado la titularidad a Thomas Vaclik se explica con esta reflexión. El marroquí fue suplente durante casi toda la temporada, salvo en Europa League. Fue el elegido por Lopetegui en Europa y su rendimiento fue lo que se espera de un futbolista de rotación, encajando tres goles en los cinco encuentros de la fase de grupos. Cierto es que los nervionenses eran muy superiores a sus rivales, pero había que rendir a ese nivel tras tanto tiempo inactivo mientras veía como su rival y compañero, Vaclik, rendía a gran nivel en LaLiga, también amparado por un equipo que concedía muy pocas ocasiones a sus rivales.
La eliminatoria ante el Cluj, el momento crítico para Bono
La lesión de Vaclik en la primera mitad del Getafe 0-3 Sevilla del pasado febrero le permitió a Bono debutar con el Sevilla en LaLiga. Días después, al marroquí le iba a tocar formar parte del decisivo y señalado encuentro de vuelta de dieciseisavos de final de Europa League ante el Cluj. El 1-1 de la ida daba a los nervionenses cierta ventaja, pero el encuentro no iba desarrollarse como se había previsto. En la recta final del partido, los rumanos lograban adelantarse a merced de un fallo clamoroso de Bono, que no logró blocar un tiro fácil desde fuera del área desatando una protesta colosal de la grada contra su equipo y su técnico. En la jugada previa, sin embargo, había golpeado un futbolista del Cluj el cuero con la mano y, tras revisión en el VAR, el colegiado anuló el tanto para fortuna de los nervionenses.
Ese encuentro señaló, además de al técnico sevillista, a Bono. Un portero suplente no debe de cometer esos fallos porque debe de rallar a un nivel similar al de su homólogo. Era un fallo que hubiera eliminado a los nervionenses de una Europa League que luego acabarían conquistando y la confianza en el marroquí decayó de forma considerable aunque tuvo que ser titular días más tarde ante Osasuna, donde encajó dos tantos que tuvieron que remontar en la recta final.
Aprovechar el momento y ‘resucitar’
Con Vaclik recuperado para el último partido antes del parón por la COVID19 ante el Atlético de Madrid, Bono volvió de nuevo al banquillo. El checo, que nunca ha acabado de convencer al respetable sevillista, tuvo que ser sustituido en el último minuto de partido ante el Eibar tras un encontronazo con Kike García y Ocampos salvó al equipo con una soberbia parada a Dmitrovic en el último segundo. La lesión de Vaclik hizo saltar todas las alarmas en la entidad sevillista al retirarse con claros gestos de dolor en la rodilla derecha, una zona de riesgo para el guardameta desde su etapa en el Basilea, con la fase decisiva de la Europa League a la vuelta de la esquina a la que iba a llegar en óptimas condiciones. A priori, Bono disputaría los últimos cuatro encuentros de liga y dejaría su puesto a su compañero en Europa semanas después y todo volvería a la normalidad.
El buen rendimiento del marroquí en la recta final liguera y que Vaclik tendría que forzar para estar ante la Roma hicieron que Bono partiera de titular, una posición que sigue conservando a día de hoy. Fue el principal protagonista para que el Sevilla levantase su sexta Europa League y tuvo incidencia en todos los partidos. Desde el penalty atajado a Raúl Jiménez ante los Wolves en cuartos, pasando por los continuos ‘mano a mano’ que le logró sacar al Manchester United en semis, hasta la gran final ante el Inter, donde fue vital en una acción ante Lukaku que pudo suponer la derrota de los nervionenses. Bono logró deshacerse de sus males en un sprint final que pocos podían imaginar, estando a un nivel que sólo se puede explicar desde la seguridad.
Una seguridad que sigue conservando a día de hoy. Ese nivel que mostró en los últimos cuatro partidos de la temporada pasada no era el nivel real de Bono -sin que esto menosprecie su figura-. Los porteros viven de momentos, de sensaciones y de seguridad. Esas sensaciones son las que hoy día lo siguen manteniendo como titular rindiendo a un nivel inimaginable hace un año.
Desbancar a un portero de la titularidad es una tarea muy complicada. La opción más viable, en estos casos, es aprovechar las lesiones de los compañeros para convencer a los entrenadores aunque no suene ético. Bono ha crecido desde la seguridad que transmite y ha logrado hacerse con la titularidad por delante de un Vaclik que, precisamante, carece de ella durante muchos momentos. Esa es la vida del portero, por muy dura que sea.
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