Sampaoli ha conseguido crear y mantener, lo más importante, una edificación estable, tocando muchas teclas, en exceso a veces, pero lo ha conseguido. La mejora del equipo en los cimientos del físico han permitido al equipo crecer en el campo y estructurarse mejor defensivamente.
A partir de esa mejora en la estructura defensiva, los de Sampaoli, con nuevos mimbres en este mercado de invierno que le han dado lo necesario al equipo, han conseguido ser menos inoperante en lo ofensivo pero sobre todo, eficaz de cara a puerta.
Con un obrero más que aplicado como es Oliver Torres a la hora de oxigenar al equipo en ataques posicionales, recibir entre líneas y sobre todo y lo vimos ante el PSV, caer al costado derecho para crear lo que denominaría Sampaoli una “relación socio-afectiva” con Jesús Navas, sumado a la racha goleadora y ascendente de En-Nesyri y la capacidad que tienen los laterales para profundizar y ganar altura para centrar parecen haber hecho olvidar las carencias del club hispalense de cara al bagaje y cifras goleadoras.
El edificio del Sevilla se construyó al principio de temporada por el tejado pero tras la marcha de Lopetegui y la entrada de Sampaoli se han asentado cimientos, de manera lenta pero progresiva, para poder hacer un rascacielos que pueda llegar y luchar por los puestos europeos, eso sí, Europa League o Conference League, vayamos con cautela.
Se reafirma lo trabajado
Los primeros 20 minutos el Sevilla estaba totalmente desaparecido del partido, con una gran pasividad en el centro del campo, donde fue superado con creces y con una movilidad por parte de los centrocampistas del PSV que atacaron muy y mucho las espaldas tanto de Rakitic como de Jordán. Además, los errores en salida de balón en zonas comprometidas pudieron costar muy caro a un Sevilla que no conseguía salir de la presión alta del PSV












Era de esperar sin la presencia ni de Fernando ni de Pape Gueye de inicio, máxime cuando el mismo centrocampista senegalés no está incluido en lista UEFA.









Totalmente encerrado en campo propio, muy lento a la hora de sacar al equipo e instalarse en campo rival y sin apenas generar peligro a un PSV que estaba muy cómodo con balón al ver la nulidad ofensiva del conjunto hispalense.






No obstante, con la lesión y posterior cambio de Badé por Fernando, todo hacía presagiar que se iba a vivir una noche amarga en Nervión, pero ya sabemos la influencia de la figura de Fernando en el terreno de juego. Partiendo a priori como central tras la lesión muscular de Loic Badé, para darle criterio en salida de balón ante la presión alta del PSV, alternó posiciones con un Joan Jordán más retrasado.
Con la presencia de Fernando en el campo, la salida de balón mejoró, no hubo apenas pérdidas en zonas comprometidas, se pudo superar la presión agresiva del PSV y por lo menos instalarse en campo rival.












A partir de esa mejoría en la base, los hispalense conseguirían hacerse fuerte por los costados exteriores, más en la derecha que en la izquierda, con una sociedad Oliver Torres -Jesús Navas la cual focalizaron todo el peligro. Y fue por ahí donde se generó el primer gol tras un gran desdoblamiento de Navas y un centro al primer palo para que En-Nesiry conectase un disparo en última instancia y abrir el marcador. Se iba el Sevilla a vestuarios tras marcar lo que se llama como el famoso gol psicológico.









Tras el paso por vestuarios, la dinámica del equipo cambiaría y la intensidad imprima por los pupilos de Sampaoli en los primeros compases de la segunda parte cerraría el partido con un 3-0 en el marcador.
Al igual que en la primera parte costó superar el sistema defensivo del PSV, en la segunda cambio por completo. La identificación de espacios a atacar mejoró mucho y la jugada del tercer gol de Gudelj lo resume todo.









Ya a partir del 3-0 el ritmo del partido se mantendría constante, ni muy alto ni muy bajo con un PSV que intentaba ir arriba contragolpeando para al menos, marcar un gol para el global de la eliminatoria y aferrase a remontar en el Philips Stadium, un viejo recuerdo anhelo sevillista.