El Sevilla FC salvó ayer un matchball fundamental ante el Almería pero la realidad es clara; Desde el descontrol, el poco temple y un juego caótico no se puede construir para conseguir los puntos necesarios de la salvación.
Hoy salió de cara pero no siempre va a ser así, máxime esta temporada donde parece que al Sevilla le han echado un mal de ojo y viendo la lucha por la permanencia donde la poca diferencia de puntos te obliga a ganar y mantener una regularidad de puntos si de buenas a primeras no te quieres ver en los puestos de descenso de nuevo.
Insistencia por el costado derecho
Con el condicionante de recibir un gol en el minuto 1, el Sevilla FC impuso un bloque alto donde ejercería una presión alta, saltando a los laterales sobre todo y obligando a Fernando a jugar en largo, para recuperar en campo rival, fueron 17 recuperaciones, y atacar con más efectivos arriba.






No obstante, el foco de peligro vendría totalmente por una banda derecha donde Suso pisaba zonas interiores para participar más en la jugada y sobre todo fijar jugadores para que un Navas generando amplitud tuviese situaciones de centro lateral idóneas en cuanto a tiempo y espacio se refiere, además de poder profundizar hasta línea de fondo.









En ese sentido, los cambios de orientación ejecutados por Jordán y Rakitic sobre todo, permitieron al equipo progresar mediante esos desplazamientos en largo fundamentalmente a la derecha, donde se creaban constantes superioridades numéricas de 2vs1.






En sí, el Sevilla generó a base de centros pero no materializó. La toma de decisiones en el último tercio fue poco eficaz e impulsiva, además de que, tanto Jesús Navas como Suso, estuvieron muy desacertados a la hora de centrar, tanto al primer palo como al segundo. Según datos de Opta el Sevilla FC ejecutó 9 centros buenos en jugada y hasta 17 centros malos en jugada.






De hecho, según los mismos datos de Opta, el Sevilla registro un récord de 17 remates en el primer tiempo que no se había visto desde la temporada 2003/2004. Asedio total pero muy poca materialización de las jugadas por la impulsiva y poca eficaz toma de decisiones.



Poco juego pero mucho coraje
Los primeros compases de la segunda parte irían en la misma dinámica en la primera, incluso con el Almería llegando al área sevillista. Errores en salida de balón por parte de Jordán que pudieron costar muy caro sino llega a ser por la mano de Dmitrovic, poca movilidad en ataque y en definitiva una toma de decisiones de los jugadores muy poco correcta.
Sea como fuere, a partir de la entrada de Bryan Gil y Oliver Torres, el Sevilla cambió en 3/4 de campo. Los dos jugadores generaron movilidad y sobre todo un ánimo vertical por parte, sobre todo, de Bryan Gil que permitió al Sevilla generar peligro por la parte izquierda y de ahí, llegar el segundo gol de los de nervión a través de una situación 1vs1 que termina a posteriori con un centro lateral y cabezazo de Eric Lamela.






Ganó sufriendo pero ganó. Aún con esas, en este contexto de locura en cuanto a sensaciones y resultados, a nivel global, le perjudicará a un Sevilla que sí, conseguirá puntos, pero jugará con mucho fuego si no asienta temple y tranquilidad en el juego.
Los de Nervión tendrán que encomendarse al rezaré de Silvio, ayer puesto en el descanso del partido, a la fe y la insistencia del bilardismo y al apoyo de una afición que está temporada, más que nunca, juega un papel fundamental para no acabar en la temible división de plata del fútbol español.
Porque, cuando juegas en el barro, hay que ganar como sea.
“Ganar no es lo más importante: es lo único“, os suena….