Los fantasmas del pasado acecharon al Sevilla FC. La imagen del resucitador volvió a reflejarse en unos pupilos de Lopetegui que venían de una buena dinámica de buenos resultados, pero mostrando sensaciones muy dispares a la parroquia sevillista. No obstante, siendo resultadistas, el conjunto hispalense se marcha al parón durmiendo en zona Champions, con un colchón de un partido sin jugar, y con serias opciones en la fase de grupos de la Champions League.
Eso sí, la mayor parte de la culpa se la lleva un Julen Lopetegui que, a expensas del gol, trazó y planeó diversos planteamientos nefastos que se sumarían al poco temple, el desquicio y los aspavientos de algunos jugadores en los 90 minutos del partido. Tan solo la actitud de la primera parte y lo comentado de la segunda, hicieron de Los Cármenes un templo maldito que se tradujo en la primera derrota del equipo y de eso se espera una caída en picado. Ya algunos interpretarán que el parón les puede venir bien o todo lo contrario, agonizar la situación 2 semanas más.
Como si no hubiera existido
Esta frase define perfectamente los primeros 45 minutos del Sevilla. Desde un primer momento, tanto la retaguardia como los mediocentros estuvieron muy espesos en la salida de balón. Muchas imprecisiones en zonas de influencia de juego para un Granada que lo detectó rápido y presionó agresivamente en intervalos cortos de juego, de ahí el primer gol, tras un despeje nulo de Diego Carlos que le cayó a Rochina y libre de marca, conectó un gran disparo. No obstante, también hubo muy poca contundencia en los duelos individuales, tanto aéreos como en el piso.
Además, en cuanto al posicionamiento se refiere, el conjunto granadino se comió el mediocampo sevillista. Ni Rakitic, ni Jordán se infiltraron entre líneas enemigas para sacar el balón jugado rápido con pocos toques y a partir de ahí, proyectarse en ataque por la banda. De hecho, todo lo contrario, multitud de pases horizontales entre los dos centrales, pases de cara, constantes pases al pies, de una banda a otra, con una circulación lenta y poco efectiva. De vuelta al pasado
Y ya el colmo de todo. Tan solo Fernando, el pivote defensivo, fue capaz de romper líneas con y sin balón para llegar en segunda línea, pasar desapercibido de los defensas, y hacer realmente peligro en el área granadina. Con esto se le acusa a un Rafa Mir, que, pese a su buen inicio goleador, sigue perdido en el juego del Sevilla. La cruda realidad.
Siguiendo en la faceta ofensiva, desde inicio no se entendería el planteamiento del Sevilla, posicionando a Suso por la banda izquierda y Lamela por la derecha. No en vano, el argentino incidiría en pasillos interiores mientras que Koundé flotaría muy arriba y Montiel ocuparía posiciones altas en el verde, eso sí, sin profundizar y posteriormente centrar, lo que hacía realmente falta.
Muchos cambios para pocos resultados
Nada más comenzar la segunda parte, el técnico de Asteasu planteó otro sistema de juego, con dos nueves, uno móvil, con la entrada de Munir y otro de envergadura, Rafa Mir. No obstante, quiso meter profundidad por la banda derecha dando entrada a Jesús Navas, en sustitución de un Gonzalo Montiel que poco hizo en ataque como se esperaba.
Por un momento, la tónica del encuentro cambiaría con varios arreones del Sevilla, pero la entrada táctica de Escudero y el doble lateral en la banda izquierda, Carlos Neva-Escudero, anuló completamente la profundidad y verticalidad en la banda izquierda.
Tras un primer ecuador de segunda parte bastante ineficaz, Julen Lopetegui, a la desesperada, de un 4-4-2 en rombo, pasaría a un 4-1-4-1, donde Fernando sería el ancla de equipo e incorporaría bastantes mediocentros para darle dinamismo al juego y aprovechar los buenos desmarques de los de arriba.
Pero todo fue al revés, el desquicio, el poco temple en las combinaciones, los nervios dentro del área a la hora de finalizar, y la tensión entre compañeros y el equipo rival, con tanganas innecesarias, hicieron perder tiempo y por ende oportunidades de empatar in extremis el partido.