Segunda jornada liguera, sin haber cerrado el mercado de fichajes y que llamen al sevillismo pesimista pero el inicio de la pasada temporada se puede quedar en pañales con lo que está por venir. Fútbol asintomático, porque no hay pizcas de él sobre el verde. Dura derrota ante un rival que, dicho por el propio Kike García, “tiene como objetivo la permanencia”. Recibes un baño y sumas cero puntos de seis jugados. ¿Otro año haciendo cuentas para superar los cuarenta milagrosos puntos? Muy triste.
“Vender para crecer” y el equipo las pasa canutas cada verano vendiendo valiosos activos. No hacen falta explicaciones cuando ves que largas a Diego Carlos y Koundé para firmar a Marcão y Nianzou. Este año, Yassine Bono por el bueno de Orjan Nyland, para que no haya excusas cuando Mendilibar ponga a Dmitrovic sí o sí. Hay porteros que tienen tan mala suerte que todos los goles que les meten son “golazos e imparables”. Con el serbio es algo parecido, ¿no? ¿O se puede hacer algo más? Aunque eso es otro tema aparte.
Es cierto que el equipo está para lo que está, pero es el mismo que ganó la Europa League y de manera individual es ampliamente mejor que Valencia, Alavés, Girona y mejor que, mínimo, la mitad de la clasificación. Es una realidad. Los jovencitos del conjunto ché te echaron a temblar únicamente por piernas, que al pobre Baraja no le traen ni a un jardinero nuevo y se basta con la osadía, garra y corazón de la inexperiencia. El Alavés -equipo recién ascendido- por puro fútbol te pega un repaso con jugadores ya conocidísimos por el público español, como es el veterano Kike García, Luis Rioja y Rubén Duarte, entre otros. ¿Tienen mejor equipo que el Sevilla? Es probable que tengan un estilo de juego más acorde a la plantilla, sepan tapar sus debilidades y explotar con más efectividad las virtudes. Lo que viene siendo conocer tus limitaciones y maquillarlas usando la cabeza.
Se debe poner en tela de juicio al entrenador, claro que sí. El propio Fernando Reges, que también puso en duda el estilo de Lopetegui, comentaba ante los micrófonos del club lo que todo el mundo ve: “problemas defensivos y ofensivos, circular más el balón y esperar el momento para meter gol”. Porque este Sevilla, dicho también por Mendilibar la pasada temporada, salió adelante por la calidad de los jugadores. Si no sale la individualidad de los tres o cuatro virtuosos de turno, no se genera nada. Si los centros de Acuña y Suso no encuentran a En-Nesyri y no cae un gol por genialidad de Lamela o -sorprendentemente- de Rafa Mir, el equipo no es capaz de doblegar con la pelota a sus rivales. Lo de balones orientados está sonando a las relaciones socioafectivas de Sampaoli. Con el “ingenuo” de Casilda pasó lo que pasó, porque un entrenador debe adaptar la idea a lo que tiene. La tozudez y cabezonería pasan factura en el mundo del fútbol. Mendilibar, mañana es tarde.