Con los deberes casi hechos, pero sin excederse en confianza, el Sevilla FC vuelve a una ciudad mágica en su historia, donde todo comenzó y nada puede igualar. Eindhoven siempre estará en el recuerdo del sevillismo, desde los más veteranos, quienes comieron barro para luego tocar la gloria, hasta los más jóvenes, que saben lo que aquello significó para conseguir todo lo que llegó después.
El 3-0 en el marcador te facilita el pase, pues solo una auténtica debacle te pondría contra las cuerdas. Muy mal debería salir el Sevilla para encajar cuatro y no anotar ninguno, pero que sea difícil no significa que tenga que ser imposible, porque en el fútbol todo puede pasar. El PSV saldrá a gastar la última bala de la recámara, sin reservar nada y con el cuchillo entre los dientes. No se puede especular ni un solo segundo.
El guión debería ser el mismo que el de la ida, en el que el Sevilla dominó todas las fases del partido, anteponiéndose a los diferentes ritmos de partido. Seriedad en el partido y consistencia, a tomar el control del mismo y mantener la posesión. Hay que tener en cuenta la final del domingo ante el Osasuna.
No obstante, si Jorge Sampaoli lo tiene claro y se lo transmite bien a los jugadores, todo será más fácil:
Repetirán titularidad varios jugadores que conformaron el once en Vallecas, por pura necesidad, más que por decisión técnica. A Eindhoven no viaja Gueye, Tecatito (no inscritos), Badé, Rekik, Papu Gómez, Marcao (lesión), Lamela y Gudelj (sanción). Nada más y nada menos que 8 jugadores que se caen de la convocatoria. Para completar la lista, Sampaoli vuelve a contar con Jordán y Rakitic, que se perdieron el partido frente al Rayo, y los canteranos Carlos Álvarez, Alberto Flores, Hormigo y Manu Bueno.
Tendrá más suerte Ruud Van Nistelrooy -aunque no mucha- que solo tendrá ausentes a Sangaré, El Ghazi y Thorgan Hazard.