Desde hace un par de años, la sala de máquinas de Nervión, la medular hispalense, por donde pasa el juego de cualquier equipo de fútbol, necesita una reconversión. Ese es el principal lunar que lleva arrastrando el Sevilla años, además de la figura de un delantero goleador.
Esa reconversión no se vio en la planificación veraniega y se hizo notar en la primera vuelta de un equipo que estaba dotado de centrocampistas con poco físico, faltos de ritmo a la hora de abarcar terreno de juego y a fin de cuenta jugadores con mucha dificultad para generar ventajas a través de conducciones o pases, descolgarse en ataque y atrás, defensivamente, cumplir. Un gran desequilibrio.
En ese sentido, los Ivan Rakitic, Jordán y Oliver Torres han sido muy intermitentes. Algunos más que otros. En el caso de Rakitic, el hecho de haber adelantado su posición en el terreno de juego y haberlo liberado de tareas en fases de iniciación le ha permitido influir más en fase ofensiva.


Mismo caso con un Oliver Torres que, con libertad de movimiento en campo rival, intenta siempre dinamizar las jugadas en pocos toques y oxigenar los ataques posicionales.
Por otro lado, está un Joan Jordán que “ni fu ni fa“. Se le han dado oportunidades de sobra pero sus grandes perdidas en zonas comprometidas en fases de iniciación y su poca aportación en lo ofensivo le han terminado por sentenciar.
Aún desgranando todos los casos, en el terreno de juego se ha probado multitud de combinaciones y ninguna ha conseguido mantener un equilibrio entre la solidez defensiva y el aporte ofensivo. Apenas se han alternado posiciones ni alturas, la toma de decisiones, en gran parte Joan Jordán, siempre es mala y poco eficaz y sobre todo, no se ha potenciado esas llegadas en segunda línea que tanto daño hacen en el fútbol de hoy en día.
Los doctores de la operación
En tan solo dos partidos hemos visto como el equipo es otro si se le mete músculo, o aquí propiamente dicho, “manteca colorá“, al centro del campo.
La llegada del doctor Pape Gueye, seamos precavidos y prudentes siempre para analizar rendimientos en tan poco tiempo, ha mejorado al equipo y ha reafirmado por completo que, el hecho de tener centrocampistas físicos, con capacidad para abarcar zonas del terreno de juego y tengan facilidad para generar ventajas a través del pase, influye más que trayendo un delantero centro goleador.
Obviamente tener un delantero con gol salva mucha papeletas pero, Monchi en esto tenía razón cuando hablaba en la rueda de prensa posterior al mercado sobre la figura de un delantero; ¿Cuánto cuesta un delantero goleador que te rinda a corto plazo en invierno?.
Ante esta limitación económica de no poder traer a un delantero goleador se ha optado por traer a un centrocampista de la confianza de Sampaoli. Ese factor es muy importante. El técnico argentino lo tuvo en su paso por Marsella y sabe exprimir las cualidades técnico-tácticas del senegalés de forma excelsa.
Ante el FC Barcelona vimos sus primeras lascas de futbolista pragmático y académico en zonas de iniciación y ante el Mallorca se volvió a reafirmar con una gran asistencia a lo Romaric.
Abarcó muchas zonas del terreno de juego, tuvo criterio para descolgarse en ataque, se lateralizó, más en la izquierda, para dar apoyos en fase de iniciación y sin balón fue muy agresivo para robar alto, recuperar y anticiparse. Los datos lo avalan, 10 duelos individuales ganados.
Con todo lo comentado, los doctores para extirpar ese gran lunar de la medular deberían ser Pape Gueye y Fernando Regues. Un senegalés y un brasileño dominando el centro del campo sevillista, quién lo diría.


Ante el Mallorca, vimos a los dos muy cómodos y el buen partido ante el equipo balear invitará a Sampaoli a repetir la misma fórmula de un centro del campo conformado de base con ellos dos y a partir de ahí, elegir a otro centrocampista con más libertad, entre Rakitic u Oliver Torres. No se le espera a un Joan Jordán que ha vivido una metamorfosis negativa en su trayectoria en el Sevilla FC.