En ocasiones ocurre la magia en Nervión. Cuando el equipo está caído, desfallece y le tiemblan las piernas, desde el graderío de Gol Norte se entona el célebre Amarás siempre a tus colores y el estadio se transforma en una olla a presión. Primero desde la zona de Gol Norte, a la que sigue el resto de las gradas del Ramón Sánchez-Pizjuán enarbolando bufandas y con los ojos inyectados en sangre como posesos.
La letra dibuja unas líneas como la siguiente: «Cantaremos todos unidos. Alzaremos fuerte la voz». Una frase lapidaria que los sevillistas nos sabemos bien. El público lo tiene claro, ya sea en el Ramón Sánchez-Pizjuán, en los bares, en los sofás de nuestras casas o en el siempre extraño mundo tuitero. Hay que estar unidos. Pero, sobre todo, alzar fuerte la voz.
La temporada 2021/22 es una temporada que con los números en la mano no deja de ser mágica. Siendo honestos, ¿cuántos de nosotros hubiésemos firmado con tinta extraída de nuestra piel estar segundos clasificados en la jornada 28, con un colchón –colchoncito más bien– y con la ilusión intacta por llegar a unos cuartos de final de la UEFA Europa League?
Sin embargo, hay varios factores que frenan en parte la euforia sevillista. Y podríamos escribir líneas y líneas sobre diversos factores, llámese Julen, lesiones recurrentes –¿cuándo ha sido el último encuentro sin lesionados?–, preparadores físicos o arbitraje. Pero nos queremos –quiero más bien– centrar en este último tema.
Porque en la mayoría de factores el Sevilla Fútbol Club puede hacer algo o puede tener más o menos culpa. Pero en el arbitraje no. Es un factor que escapa a nuestro rango de acción o eso creen dentro del propio club con una actitud pasiva que empieza a quemar como aceite –de oliva mejor– hirviendo dejándote la piel en carne viva.
Desde las entrañas del club presidido por Don José Castro Carmona tienen claro que ante los árbitros poco o nada se debe hacer. Que más vale callar para evitar represalias que liarla o soltar una parrafada que saque los colores a más de alguno, sevillistas confesos incluidos.
De forma pública son muy escasas las apariciones de dirigentes del Sevilla Fútbol Club o personajes de su entorno. Ramón Rodríguez Verdejo ‘Monchi’, que incluso insinuó que podía llevarse al equipo del campo en alguna ocasión –no en la vigente temporada– o Don Julen Lopetegui, que tras el encuentro de la jornada 28 de este curso ante el Rayo Vallecano ha cargado duramente contra el arbitraje y el VAR.
Lo sucedido en el partido ante el Rayo Vallecano con tres acciones gravemente perjudiciales para el Sevilla Fútbol Club es quizá la gota que colma el vaso. Un vaso ya rebosante porque con cifras en la mano somos el club más perjudicado de toda LaLiga por el VAR. E insistimos, perjudicados. Con decisiones del VAR o del árbitro principal que nos han robado, con todas sus letras, puntos, muchos. Puntos que harían que a estas alturas del año estuviésemos líderes.
Esto ya pasa de castaño a oscuro. Son muchas las acciones que nos han perjudicado en la temporada, tantas que el tufo empieza a oler pese a estar debajo de la alfombra. No las vamos a enumerar porque las conocemos todos y porque tampoco queremos harakiri, pero demasiadas para pensar en las casualidades.
Y ojo, que no queremos iniciar una cruzada de persecuciones al Sevilla Fútbol Club ni nada parecido. Realmente lo creemos. Pero aquí un servidor que escribe tiene claro que si una mosquita aparece ante las vacas sagradas, la mosquita molesta y mucho. Y si las vacas sagradas no pueden apartarla con el rabo, será el granjero el que la aplaste para evitar molestar a sus vaquitas. Quien quiera entender que entienda.
Con esta argumentación y viendo que la prensa critica de forma cruda. La afición estalla contra los estamentos arbitrales y más aún, contra los que lo dirigen. El director deportivo –ya menos– y el entrenador del Sevilla Fútbol Club hablan –lo que la diplomacia les permite– para quejarse. ¿No es hora de que haga algo la entidad que preside Don José Castro Carmona?
Tenemos varios ejemplos claros de clubes de Primera División que han sacado comunicados o tuits incendiaros contra el arbitraje y lejos de verse perjudicados, han visto cómo o no les ha pasado nada o han recibido arbitrajes más amables. Líneas de fuera de juego en la sala VOR con el trazo más o menos gordito –a demanda– manos que sí, pero no. Penaltitos que sí, pero no. Etcétera.
Desde Sevillismo apostamos por un comunicado fuerte desde la web oficial del Sevilla Fútbol Club pidiendo respeto. Que no queremos ser beneficiados, solo pedimos ser respetados y que no nos roben los puntos que tanto esfuerzo nos cuesta sacar. ¿Lo harán desde la directiva presidida por Castro? Seguramente no, porque el club no cree en esta vía, pero debería. Y ya es tarde.
El que no llora, no mama. Y qué queréis que os digamos, sevillistas. Que nos encantaría llorar y mamarnos una lucha por LaLiga justa. Que nos dejen de tomar el pelo. Que no nos perjudique o que nos produzca indiferencia que Luis Medina Cantalejo sea aficionado al Sevilla Fútbol Club o al Villarreal Club de Fútbol. Que nos piten lo que nos tienen que pitar y nos dejen tranquilos con acciones dudosas. Que no seamos al primer club al que le pitan esto o lo otro. Que nos apliquen el reglamento, no el reglamento de Madrid, Barça o Atleti, el normal, vaya. No pedimos más.
Cantemos todos unidos. Alcemos fuerte la voz. Todos. Para que vuelva a sonar aquello de oé, Sevilla, oé. Solo faltas tú, Sevilla. Que más que el corazón te lata el escudo y saques agallas para pegar un puñetazo sobre la mesa para decir basta. Que nosotros vamos a estar contigo, en las buenas y en las malas, como siempre. Habla, Sevilla. No le falles a toda tu gente.