Óliver Torres, mediocentro del Sevilla FC, está llamando a la puerta de Lopetegui tras cuajar varios partidos a un gran nivel. Si bien es cierto que el entrenador vasco siempre miró con buenos ojos al centrocampista extremeño, este nunca terminó de mostrar sus características de una manera sólida. Desde que llegó al club hispalense en verano de 2019, Óliver siempre ha tenido un rol secundario. Participaba en las rotaciones y era un sustituto habitual, pero verlo como titular en un partido trascendente era extraño.
Irregular e intermitente son dos adjetivos comunes para definir a Óliver. Sin embargo, está cambiando el pensamiento de los sevillistas a base de buen fútbol. Esta misma temporada podrían aplicársele estos calificativos, pero hay un punto de inflexión en la temporada del exjugador del Oporto: la llegada del Papu Gómez. Desde la llegada del argentino, suma cuatro titularidades consecutivas en liga, con sendas actuaciones. En estos encuentros, desde Sevillismo. se le puntuó con: 6 (Éibar), 8 (Getafe), 6 (Huesca) y 8 (Osasuna).
En un equipo tan cuadriculado, donde nadie se suele romper las reglas ni alzar la voz, Óliver Torres es un rebelde que no se lo piensa dos veces en arriesgar. Cuando alza la cabeza y ve el hueco, el extremeño lanza el balón. Si no sale, pide perdón; si sale, genera ventaja. Esta es la diferencia entre él y Rakitic, por ejemplo. El croata alza la vista y ve el hueco, pero en vez de lanzar, amaga y piensa si será una buena decisión. Cuando dictamina, el hueco ya está cubierto y tiene que retrasar el balón.
El punto fuerte de Óliver es su desparpajo. No tiene miedo a fallar o a perder el balón. Aunque este aspecto también juega en su contra, ya que hay partidos donde no equivocarse premia más que arriesgar. Pero en un encuentro donde el monólogo vaya a ser narrado por el Sevilla, Óliver Torres debe estar en el verde para hacer cosas diferentes. Es cierto que es un gran agitador, y eso se pudo ver en la ida de la semifinal de copa frente al Barcelona, donde asistió con un gran balón al hueco a Iván Rakitic para hacer el segundo.
La línea de centrocampistas para Lopetegui tiene dos nombres inamovibles: Fernando y Jordán. Es dudoso que alguien no coincida con el vasco, pero la vacante a ese tercer mediocentro está en el aire tras la poca convicción de Rakitic. Óliver Torres hará todo lo posible por conseguir ese puesto y de momento va por buen camino, convencido a derribar la puerta de Lopetegui.